La reciente publicación de datos por parte de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) del Reino Unido refleja un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 0.1 % en el tercer trimestre de 2025. Este avance contrasta con el 0.3 % registrado en el segundo trimestre.
Un factor clave en esta ralentización ha sido el severo ciberataque sufrido por Jaguar Land Rover (JLR), que paralizó la producción en sus fábricas británicas y redujo drásticamente la fabricación de automóviles. Según un informe independiente, el ataque podría haber provocado pérdidas estimadas en £1.9 mil millones para la economía británica.
Este contexto pone sobre la mesa una lectura crítica: no sólo la industria automotriz está pagando caro los riesgos de ciberseguridad y la caída en la producción, sino que el impacto está contagiando a la economía en general. Las cifras muestran una base de crecimiento frágil, dependiente del sector servicios ante la debilidad de la industria y la construcción.
Además, este crecimiento tan moderado llega en un momento en que el gobierno británico, liderado por la Rachel Reeves como ministra de Economía, se alista para presentar su presupuesto y busca reactivar un motor económico que parece atascarse.
En resumen, el alarmante 0.1 % de crecimiento del PIB no sólo evidencia una economía en ralentización: también subraya que las disrupciones tecnológicas y de producción pueden tener efectos macroeconómicos profundos. Este escenario exige medidas urgentes de resiliencia industrial, diversificación y mejora en la seguridad digital del sector productivo.







