El gobierno de Estados Unidos anunció una nueva etapa de su estrategia antidrogas en el Caribe, enfocada en frenar el creciente flujo de sustancias ilícitas —incluido el fentanilo— que utilizan las rutas marítimas y aéreas de la región para ingresar al país. Funcionarios de alto nivel señalaron que esta fase implica mayor presencia militar, cooperación policial e intercambio de inteligencia con países caribeños.
De acuerdo con autoridades estadounidenses, los cárteles han incrementado el uso del Caribe como corredor alterno ante la presión ejercida en México y Centroamérica. Por ello, la ofensiva contempla el despliegue de guardacostas, drones de vigilancia y unidades especiales que operarán junto a agencias locales para desmantelar laboratorios, interceptar embarcaciones y realizar detenciones estratégicas.
Washington destacó que la iniciativa no solo busca frenar el tráfico de drogas, sino también combatir el lavado de dinero, el tráfico de armas y la expansión de redes criminales transnacionales. Para ello, se establecerán centros de coordinación regional en los que participarán autoridades de República Dominicana, Puerto Rico, Bahamas y Jamaica.
La Casa Blanca reconoció que el combate al narcotráfico requiere un enfoque integral que combine seguridad, diplomacia y apoyo social. Por ello, adelantó que se destinarán recursos adicionales para fortalecer instituciones, modernizar equipos y financiar programas preventivos en comunidades vulnerables del Caribe. Según estimaciones oficiales, esta nueva fase pretende reducir significativamente las rutas que abastecen el mercado estadounidense en los próximos meses.







