El expresidente estadounidense Donald Trump envió emisarios tanto a Moscú como a Kiev con el objetivo de impulsar negociaciones que aceleren un posible acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania. La iniciativa ocurre mientras continúan los combates en distintas regiones y mientras Trump insiste públicamente en que puede lograr el fin del conflicto con mayor rapidez que la administración actual.
De acuerdo con fuentes cercanas al proceso, los enviados sostuvieron reuniones preliminares con altos funcionarios rusos, buscando identificar puntos mínimos de coincidencia que permitan abrir una mesa formal de diálogo. Paralelamente, otro equipo se reunió con representantes del gobierno ucraniano para presentar propuestas iniciales y conocer las condiciones de Kiev para avanzar en un cese al fuego.
Aunque no se han revelado detalles específicos, los involucrados señalaron que ambos gobiernos expresaron reservas significativas. Ucrania mantiene su postura de no ceder territorio bajo ninguna circunstancia, mientras Rusia insiste en que su seguridad debe garantizarse mediante acuerdos que modifiquen el actual equilibrio militar. Estas discrepancias continúan siendo el mayor obstáculo para cualquier avance inmediato.
La iniciativa ha generado reacciones mixtas en Washington. Algunos sectores consideran que los esfuerzos podrían abrir un camino diplomático alterno; otros cuestionan que un actor sin cargo público realice gestiones internacionales en medio de un conflicto activo. Aun así, los emisarios continuarán sus rondas de contacto en las próximas semanas, con la intención de acercar a las partes y evaluar si existe margen real para avanzar hacia un acuerdo.