5 de septiembre de 2025
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OPINIÓN

Mes AAPI: La vegetariana

...Un día, después de un sueño, Yeong-hye empieza a tirar todos los productos cárnicos de la casa, afirmando que desde ese momento se ha convertido en vegetariana. Esto podría parecer normal, pero hay que saber que, según el Ministerio de...
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Cecilia González Michalak

Primer acto. Conocemos a Yeong-hye, una mujer, que, según su esposo, es “completamente normal en todos los sentidos”. Es un ama de casa atenta con su marido, un empleado cualquiera que sólo se casó con ella porque parecía obediente e iba acorde al estilo de vida que buscaba. Juntos viven una relación gris, no dramáticamente infeliz, pero tampoco llena de alegrías. Un día, después de un sueño, Yeong-hye empieza a tirar todos los productos cárnicos de la casa, afirmando que desde ese momento se ha convertido en vegetariana. Esto podría parecer normal, pero hay que saber que, según el Ministerio de Alimentos y Medicamentos de Seguridad, los coreanos consumen unos 44 kilos de carne por persona en promedio al año.

Su esposo, al principio trata de racionalizar la situación. Pero, poco a poco, se da cuenta que su esposa lo mete en problemas, ya sea en una cena con su jefe, como en el día a día. Por esto mismo, hace una intervención con sus suegros obligándola a comer carne. El padre de Yeong-hye es un ex militar que combatió en Vietnam, hombre de poca paciencia, que agarra de los brazos a su hija, y con suma violencia, la alimenta a la fuerza con un trozo de cerdo. Ella se libera, y lo primero que hace para huir, es agarrar un cuchillo de fruta y cortarse las muñecas.

Segundo acto. El esposo de la hermana de Yeong-hye es videoartista. Cuando se entera que su cuñada tiene una marca de nacimiento, una “mancha mongol”, que parece un pétalo de flor azul, quiere usarla como lienzo de una de sus obras. Después de recibir los papeles de divorcio, Yeong-hye, en un momento de vulnerabilidad y soledad, acepta la petición del artista. Modela para él y deja que le pinten flores en su cuerpo; ella se enamora de las formas plasmadas, él se obsesiona con ella. En un segundo trabajo quiere hacer un video sexualmente explícito; como el modelo masculino se negó a continuar, decide él mismo ser el binomio de la obra de arte para estar con la mujer que lo obsesiona y poseerla.

Tercer acto. La hermana de Yeong-hye es la única que la sigue apoyando, incluso cuando fue a parar a un hospital psiquiátrico. Su estado físico va al parecer en declive, cada vez más se comporta como una planta, dejando de comer, de hablar, de moverse. El personal del hospital usa la fuerza y sedantes para darle de comer, para que deje de resistirse, para que recupere la normalidad, una normalidad que le impide ser uno de esos grandes y fuertes árboles en el bosque que se mojan en la lluvia.

La novela, La vegetariana de Han Kang, muestra repetidamente la violencia que viven los que incomodan a las estructuras sociales. Violencia en contra de los preceptos, del cuerpo, de los ideales, del espíritu. La empatía desaparece en una mezcla de vergüenza y extrañeza, tolerando sólo el escozor de una situación indeseada. Bajo la premisa de la conversión alimenticia de una persona, podemos leer entre líneas las situaciones de varias personas que no siguen con lo “normal” dentro de su familia y su sociedad. Son casos, síntomas, anécdotas, estadísticas… son personas a las que desdibujan de su dignidad. Es un libro fuerte, que tiende un poco al realismo mágico, y que señala a la violencia como un arma innecesaria para imponer una normalidad completamente subjetiva e irrisoria.

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