Cecilia González Michalak

¿Qué es la música? En la Antigüedad, era el arte de crear y organizar sonidos y silencios de una manera armónica. Los que eran inspirados por la musa Euterpe, “la de buen contento”, tocaban generalmente el flautín y ayudaban a musicalizar relatos y dramas. Para los estudiosos de las artes liberales, en la Edad Media, este arte pertenecía al grupo del quadrivium, junto a las matemáticas, la geometría y la astronomía. Estas cuatro en conjunto explicaban el funcionamiento del universo, y se creía que la música era la simulación de la rotación de los planetas.
La música ha sido estudiada de mil formas: desde el punto de vista de la física, donde, según una teoría pitagórica, la distancia entre planetas está regida por proporciones numéricas armoniosas basadas en los tonos de cada nota. Desde la estadística, para conocer el número de combinaciones melódicas de sólo siete sonidos. Desde la estética y la teoría de significación del sonido, entre otras.
En esta ocasión, se tratará de los efectos de la música desde el punto de vista filosófico, particularmente desde la opinión de Arthur Schopenhauer. Este filósofo nació en Danzig, en la actual Polonia. Recién cumplidos los treinta años publicó su obra fundamental, El mundo como voluntad y representación, creada a base de comentarios de su experiencia, argumentando las posturas de Kant, Goethe y los Upanishads y criticando a Hegel (con bastante amargura, ha decir verdad).
Schopenhauer asume que lo que conocemos como realidad no es más que nuestra representación, que no proviene del entendimiento, sino de una intuición vital constituida por la Voluntad. Para él, nosotros no nos dirigimos por nuestra razón: es el lado inconsciente y salvaje que domina la supervivencia. Una de las pocas formas de abstraerse de la Voluntad es a través del arte, pero sobre todo de la música, ya que al escucharla actúa en lo más íntimo del hombre, porque los ritmos y melodías, siendo puramente sonidos, se asemejan a los sentimientos. No sólo alegría, aflicción, dolor, espanto, júbilo, sino a la Alegría, a la Aflicción, al Dolor, al Espanto, y al Júbilo.
Para Schopenhauer, la música expresa exclusivamente la quintaescencia de la vida y de sus acontecimientos, siendo la panacea necesaria para liberar los sentimientos que nos acongojan. La música es una objetivación de la Voluntad por lo que no es una copia de la realidad como las otras artes, sino que realmente es la copia de la Voluntad misma. La música no es la sombra de la interpretación de la realidad, simplemente, es, por ello su mágico poder para transportarnos y hacernos sentir.