El martes, Barbados estableció su república, cortando lazos de siglos con Inglaterra y posteriormente el Reino Unido (RU). A pesar de que la isla caribeña ya era independiente de la isla británica, el cambio a un sistema diferente de gobierno marca un hito en la historia por varias cuestiones. ¿Qué de significativo hay detrás de esta transformación? ¿Cómo mueve la política y las relaciones internacionales?
La historia de Barbados es muy interesante. Como sucedió en muchas partes de la región, a finales del siglo XV navegantes españoles arribaron a la isla caribeña, reclamándola para la Corona española. Posteriormente, en las primeras décadas del siglo XVII, navegantes ingleses se asentaron en Barbados, despojando su posesión de las manos del Imperio español.
En los siguientes siglos, Barbados no sólo fue un espacio de bondadosos recursos naturales y semillero de la infame esclavitud aceptada en su momento, sino que fue un punto geográficamente estratégico para el Imperio británico. Servía como un sitio de conexión de las rutas comerciales y puerto militar para la Corona inglesa. Barbados fue una colonia que entregó muchas utilidades al RU, sin embargo, todo llega eventualmente a su fin.
Uno de los cambios más sustanciales de la segunda mitad del siglo XX fue el proceso de descolonización, particularmente impulsado por Estados Unidos de América, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la Organización de las Naciones Unidas a raíz del cambio de normas, valores, ideas e intereses en el globo. Así, de forma pacífica, el 30 de noviembre de 1966 Barbados obtuvo su soberanía del RU, estableciendo un gobierno parlamentario semiautónomo, pero aún ligado a la metrópoli y a la Mancomunidad de Naciones (MN).
El cambio suscitado el 30 de noviembre de 2021 en Barbados al instaurar una república no sólo refuerza su autonomía ante su pasado colonial británico, sino que corta su supeditación con la MN, que finalmente es una asociación política de excolonias del Imperio británico que el RU utiliza para ejercer relaciones de poder y dinámicas neocolonialistas en menor o mayor grado, dependiendo del país.
Teóricamente hablando, para Barbados, desasociarse de la MN e instaurar una república significa llegar a la cúspide de su libertad. Para la isla caribeña, este hecho es un hito en su historia, pero también alberga reacciones para muchos otros países. Su completa independencia representa una enseñanza y motivación para otros Estados aún ligados y de alguna manera supeditados a la MN, como Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Canadá, India, Pakistán y Sudáfrica, entre otros.
De la misma manera, este acontecimiento trascendental nos impulsa nuevamente a preguntarnos la pertinencia de mantener sistemas arcaicos de gobierno y estratificación social, es decir, de conservar monarquías, sin importar que sean parlamentarias (como Países Bajos, RU y Suecia), constitucionales (como Baréin, Jordania y Marruecos) o absolutas (como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y El Vaticano); es decir, gobiernos en donde los monarcas sean una figura meramente simbólica sin un peso categórico en la política del país, como es el primer caso, o gobiernos donde los monarcas rijan y ostenten menor o mayor poder de la toma de decisiones, como son los dos últimos.
En la actualidad, tras más de dos siglos de la Revolución francesa que impulsó la idea de una sociedad más igualitaria y el derrumbe de las monarquías en los gobiernos, aún persisten sociedades y regímenes con monarcas. Por ello, lo acontecido en Barbados significa un nuevo jaque al sistema arcaico monárquico que ha causado tantos males a las personas. ¿Cuándo se darán cuenta las sociedades con monarcas que son un lastre y no los necesitan?