
Juan Araque Contreras
Seguramente recuerdan de su niñez, un cuento en el que el personaje principal era un muñeco llamado Pinocho, que tenía el gran defecto de decir constantemente mentiras y como consecuencia, cada vez que las decía, le crecía la nariz.
Pues da la casualidad que en nuestro país, el gobernante del mayor grado político tiene el mismo defecto que Pinicho, para muestra mencionaré solo dos ejemplos, el primero, es sobre aquella ocasión en que el citado gobernante mencionó “ante toda la opinión pública a nivel nacional”, que la hoy ex secretaria de Educación Pública era la mujer mas honesta del mundo y en la que depositaba toda su confianza, esto a pesar de que era de conocimiento público y más que notorio, que descontaba a las personas que trabajaban con ella durante su paso por la presidencia municipal de Texcoco, un porcentaje de sus salarios que llegó a sumar la nada despreciable cifra de 28 millones de pesos, mismos que se aportarían a la campaña del gobernante en cuestión, configurado a este último como un Pinocho, dado que, dicho acto es considerado delito electoral y por cierto, ha quedado impune como “el del carnal” y otros tantos.
El segundo ejemplo, es un caso similar, si no de mentiras, de encubrimiento que al fin y al cabo es delito, pero que involucra ahora a la funcionaria de mayor rango del gobierno de la Ciudad de México, quién “exhimió” de toda responsabilidad, a la hoy ex directora del Servicio de Transporte Colectivo (Metro) en lo relacionado con el trágico suceso en el que fallecieron varias personas, atribuyendo la responsabiidad a funcionarios de niveles más bajos, lo que supone un delito de doble consecuencia, es decir, para la funcionaria en cuestión y para su subordinada, la ex directora del Metro.
¿Cómo la BEIS-BOL? ¿No se supone que esto sólo sucedía en los sexenios conservadores?