
Jaime Tbeili Benpalti
No quise ensuciar el fin de semana patrio pensando y escribiendo acerca de acontecimientos tan tristes. Después de todo, la Independencia de México siempre es digna de celebración, independientemente de los volantazos y corruptelas en las que nuestra elegante clase política se vea involucrada. Pero llegó el momento de volver a la realidad y en la realidad, el PRI no nos dio muchas razones para celebrar la semana pasada.
La diputada priista Yolanda de la Torre presentó una iniciativa para extender la militarización hasta 2028, muy alineada con los intereses del Ejecutivo Federal y de MORENA. Los diputados del Partido Revolucionario Institucional votaron casi en su totalidad a favor de la propuesta, al igual que los de MORENA y sus demás aliados.
Por su parte, el PAN y el PRD dejaron muy en claro que la alianza legislativa y electoral con el PRI se pondría en entredicho si los tricolores apoyaba esta reforma. El dirigente nacional del PRI, “Alito” Moreno, dijo que su partido no iba a aceptar ningún ultimátum por parte de sus aliados y al parecer fue cierto. Solamente dos priistas votaron en contra de la iniciativa (Sue Bernal y Pepe Yunes). Ninguno de los legisladores panistas ni perredistas votaron a favor de la reforma.
La iniciativa todavía no pasa al Senado, por lo que hablar de sus posibles consecuencias me parece, por lo pronto, innecesario. Lo que me parece indispensable es entender porqué el PRI decidió apoyar la iniciativa. Se ha dicho que tal vez fue presión de parte de la presidencia sobre Alito o un golpe directo a la alianza. Tal vez ambos factores, y muchos más, jugaron un papel en la decisión, pero si lo pensamos con clama, es claro que el PRI apoyó la reforma y traicionó a la alianza simplemente porque esa es la naturaleza del PRI.
En primer lugar, una iniciativa que da más poder al ejercito claramente se alinea con la ideología priista. Después de todo, por algo lleva la palabra “Institucional” en su nombre. El PRI siempre ha demostrado apoyo a las fuerzas armadas de la nación y son pocas (aunque existen) las situaciones en las que no ha apoyado la militarización. Un partido de instituciones no puede perder el respeto de una de las instituciones más importantes del país.
En segundo lugar, el PRI es un partido de mayorías, que prospera cuando está en el gobierno y se debilita cuando es oposición. El PRI sabe jugar a ser parte de los que mandan, pero difícilmente sabe jugar a ser contrapeso. Para bien o para mal, los legisladores priistas fueron siempre una fuente de consuelo para el equipo del presidente Felipe Calderón, votando a favor de sus reformas incluso en ocasiones en las que el mismo PAN no lo hacía. Era cuestión de tiempo para que le ayudara a MORENA, al menos en algo.
Nada de esto significa que apoyar la reforma fue lo correcto, mucho menos con las nefastas consecuencias que esto puede tener a nivel electoral. Lo que estoy tratando de decir es que era obvio y natural que, eventualmente, el PRI traicionara a la alianza con algo así. Nos guste o no, el PAN, el PRI y el PRD no piensan igual, no comparten ideología y los eventos de la semana pasada lo demostraron.
Era natural que sucediera esto y, a pesar de ello, el PRI tiene casi 70 diputados que dicen ser de oposición. Eso es lo que pasa cuando votamos por partidos en lugar de votar por propuestas e individuos o cuando ejercemos el famoso voto útil, es decir, le damos nuestro voto a quien más oportunidad tiene de derrotar al más fuerte, sin que nos importen sus propuestas.
En 2021 el PRI se sumó a una alianza cuya única propuesta verdadera era “cualquiera menos MORENA”. Va Por México era el voto útil, pues el objetivo era derrotar al más fuerte, no ofrecernos una alternativa de mejor país. Dado que no nos prometieron nada concreto, más allá de evitar que MORENA tuviera una mayoría calificada en el Congreso, no le podemos reclamar al PRI sus acciones de la semana pasada. Como dije, era natural para ellos.
Ojo, esto no significa que la alianza fue un error o que no debería de existir. Se trata simplemente de que conozcamos y entendamos quienes son nuestros representantes. El diputado de mi distrito, Jorge Triana, se presentó bajo la bandera de la alianza y voté por él, pero, hasta ahora, ha sido totalmente congruente con lo que propuso en campaña. Eso es lo importante.
Pensemos bien nuestro voto. No se trata de aventarlo al aire y ver a quien le cae con tal de que no sea a MORENA. Es nuestra principal herramienta para ejercer el poder en nuestra democracia. Tomemos responsabilidad y usémoslo con madurez.
Por cierto, Movimiento Ciudadano también voto en contra de la reforma. Los criticaron mucho por no haberse sumado a la alianza en 2021 pero han mostrado mayor congruencia que el PRI, ¿no?