MIchelle Bermúdez Betancourt
El día jueves 22 de septiembre, el periodista Jorge Ramos cuestionó, durante la mañanera, al Presidente Andrés Manuel López Obrador con respecto a la estrategia de seguridad que ha sido implementada en el presente sexenio. Dicho periodista recordó los datos presentados el pasado martes 20 de septiembre por la Secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, en su Informe mensual de Seguridad, a partir de los cuales se puede señalar que en lo que va del sexenio se ha alcanzado una cifra total de 126, 206 homicidios dolosos. Ramos señaló que dicha cifra es mayor a la de gobiernos anteriores y por ende, que la estrategia de seguridad actual no funciona y debe de ser corregida.
La respuesta del Presidente, fue exactamente aquella que deja tanto que desear a la ciudadanía y que cualquiera se puede imaginar a estas alturas. El Ejecutivo Federal expresó su desacuerdo con lo planteado y con “cómo” lo planeta Ramos. Debido a que las cifras de agosto muestran una disminución en los homicidios dolosos, el Presidente asegura, y defendió, que su estrategia de seguridad funciona y que no la cambiará. Así mismo, señaló que si estuviera mintiendo, con respecto a dicha eficacia y funcionalidad, tendría problemas con su conciencia la cual es su “tribunal” principal.
Mientras que el Presidente presume una disminución porcentual en la cifra de homicidios dolosos, siendo éste su máximo argumento para proteger la política de seguridad actual sin importar el número total de asesinatos, olvida que, de manera simultánea, de julio a agosto hubo un aumento del 19.2% en los feminicidios. Alcanzando, el presente sexenio, una cifra total de 129,888 muertes violentas, las cuales incluyen las muertes por feminicidio y las muertes por homicidio doloso.
Si bien nos hemos acostumbrado en los últimos años a un Ejecutivo Federal que “tiene otros datos” y que cuenta con una estrategia de seguridad nacional que consiste en “dar abrazos y no balazos” lo cierto, es que tenemos la obligación de estar vigilantes a la realidad del país y no pasar por alto los juegos políticos que se presentan y las incoherencias dentro de los mismos. Es exactamente esa misma persona que busca repartir abrazos, aquella que planeó aumentar el presupuesto a la Secretaría de la Defensa y a la Guardia Nacional para el 2023. Acciones como esa, así como la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa demuestran que efectivamente el gobierno no está dispuesto a soltar la estrategia de seguridad actual a pesar de que las cifras no demuestran un cambio significativo hacía una realidad de paz.
Como ciudadanía no debemos permitir olvidarnos, ni que el gobierno se olvide, de que esas cifras no son números vacíos, sino que se trata de vidas que se están perdiendo como resultado, en gran medida, de administraciones que se permiten emitir políticas públicas débiles, ideologizadas, y sin fundamento. Resulta clave entonces, centrar nuestra atención en la realidad antes que en las opiniones de las y los gobernantes; la realidad es que vivimos en un país violento en el que no se garantizan los derechos humanos como corresponde; uno en el que en lugar de recibir una solución real e integral por parte de nuestros gobernantes a los problemas de seguridad que aquejan a nuestro país, recibimos, por el contrario, una politización del tema, misma que está costando vidas y sonrisas a cientos de miles de familias.
Sin importar cuál sea nuestra ideología o inclinación, no debemos de olvidar que como ciudadanos debemos de perseguir los resultados antes que las opiniones. Debemos de exigirle a nuestros funcionarios que trabajen con transparencia y responsabilidad, puesto que negar la realidad es darle la espalda, en este caso, al sufrimiento de 129, 888 familias que perdieron a sus seres queridos y a los millones de mexicanos y mexicanas que viven con miedo y sin libertad. Siempre debemos de tener presente que nuestra responsabilidad va más allá del voto; este país sólo vivirá en paz cuando todos participemos, impulsemos la evaluación, el análisis de políticas aplicadas y por aplicar y cuando dejemos de permitir tantas distracciones e incoherencias como las que hoy vemos.
