
Cecilia González Michalak

Según la Organización Mundial de la Salud, 3.8% de la población mundial tiene depresión. Esto significa que al menos 280 millones de personas han sufrido alguno de los síntomas de esta enfermedad: pérdida de interés o placer en hacer actividades, altibajos emocionales, ansiedad, apatía, culpa, descontento general, desesperanza, tristeza, agitación, aislamiento social, irritabilidad, llanto excesivo, fatiga, hambre excesiva o pérdida de apetito, dormir demasiado o insomnio, entre muchos otros más.
Alguna de las causas de la depresión provienen de rasgos de la personalidad del paciente –como tener la autoestima baja, ser demasiado dependiente, ser muy autocrítico o pesimista–, o de situaciones traumáticas –algún tipo de abuso, la muerte de un ser querido, una relación tóxica, problemas económicos–. Una de las situaciones traumáticas más habituales es causada por el trabajo.
El trabajo puede ser catalizador de depresión cuando se unen varios factores; por ejemplo, la falta de reconocimiento, metas organizacionales inalcanzables, malas condiciones laborales, horarios excesivos que no permiten un equilibrio entre la vida laboral y la vida personal, maltratos por parte de los superiores o mobbing por parte de los compañeros (bullying), actividades rutinarias y monótonas que no permiten el crecimiento personal y profesional… Y muchas veces, al hablar del tema, menoscaban estos sentimientos diciendo que quien los sufre no aguanta nada o es demasiado sensible.

Sun Yuan y Peng Yu son dos artistas pequineses que han trabajado juntos desde la década de 1990. En 2016, el museo Guggenheim de Nueva York les encargó una pieza para la exposición Tales of Our Time. Con la ayuda de KUKA Roboter GmbH, un fabricante reconocido de robots industriales, realizaron un brazo robótico de acero inoxidable que termina en una espátula de caucho (similar a un jalador de agua, o un squeegee). A éste lo colocaron en una habitación de cristal junto a un líquido compuesto de éter de celulosa en agua coloreada de rojo, que da la impresión de sangre.

Al robot lo programaron con 32 movimientos. Los principales se refieren a recoger el líquido que lo rodea, pero hay otros como inclinarse y sacudirse, rascarse, y gracias a sensores, saludar al público e interactuar con él, lo hacían parecer consciente de su entorno. Incluso, de 2016 a 2019 que ha seguido siendo expuesto, su mecanismo ha ido en detrimento: de tener movimientos precisos y energéticos, después de tres años, se convirtieron en lentos y apagados, dejando de cumplir su función totalmente por el uso de sus gomas, ensuciando de más, como si tuviera en realidad desesperación y cansancio.
Esta obra se llama Can’t stop myself –o No puedo parar–, y ha causado revuelo en redes sociales (sobre todo a partir de un video que se hizo viral en TikTok en noviembre de 2021). La gente ha empatizado con el robot más triste del mundo, viéndolo como un ser explotado y mostrado en una jaula como a un animal. Podría ser considerado como una interpretación del mito de Sísifo, el rey de Éfira que fue condenado por los dioses a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, para empezar el recorrido una vez más, pero adecuado a la vida laboral actual donde se trabaja automáticamente para sobrevivir.

Los artistas chinos que la realizaron son reconocidos por sus creaciones extremas y conceptuales que tocan temas relacionados con la muerte, la percepción y la condición humana y, a menudo, se consideran muy conflictivas y provocativas. En esta ocasión Sun Yuan y Peng Yu han querido que Can’t Help Myself provoque la reflexión y la confrontación de quien la mire. Su idea se basó en el dolor que surge cuando los inmigrantes son rechazados y enviados de vuelta a su país de origen por los gobiernos que protegen sus fronteras, pero el público ha expuesto sus propios significados al ver esta pieza.
El significado político es que gobiernos autoritarios no permiten a sus ciudadanos salir del país, jalándolos hacia sí mismo mientras corre la sangre. El significado tecnológico se refiere al abuso de la Inteligencia Artificial que, en una distopía cercana, arrebatará el control del planeta a los humanos. El significado social, es que ese triste brazo mecánico que se desgasta realizando sus funciones es el reflejo de las personas que trabajan para tener una vida mejor que jamás alcanzarán por estar trabajando demasiado. ¿Ustedes qué sienten al ver esta pieza?

Por último, sólo quiero decir que la depresión es una enfermedad grave que no debe ser minimizada. Además, los factores actuales como la pandemia, los conflictos bélicos y la crisis económica mundial suman niveles importantes de estrés, ansiedad e incertidumbre. Si tienen alguno de los síntomas anteriormente mencionados, sepan que no están solos y hay mucha gente que puede ayudarles. Un gran paso para sentirse mejor es contactar con un especialista.

