La semana pasada explique porque el método para elegir al candidato presidencial de la oposición parece diseñado para ser el peor posible en términos políticos. Una de mis principales críticas fue que este método tiene el enorme potencial de dividir a una coalición que de por sí ya es heterogénea.
Unos días después de publicado el artículo, el PRI vio partir a algunas de sus figuras más destacadas (como Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga) que culpan a Alito Moreno por la situación deplorable que vive el partido. Osorio Chong incluso advirtió que Alito traicionará a la alianza Va por México si el candidato elegido no es de su preferencia.
Mientras el PRI se desmorona y la alianza parece perder cada vez más fuerza, el bloque del partido en el poder parece tener la mira más puesta en la presidencia que en la elección de 2024. Parece ser que Morena tiene las de ganar, independientemente de quien sea el candidato o la candidata que represente a la Cuarta Transformación.
El Consejo Nacional de Morena determinó que el 28 de agosto se levantarán cinco encuestas para determinar al ganador, una por parte de Morena y cuatro por empresas externas, y los resultados se presentarán el 3 de septiembre. De aquí a entonces, los precandidatos recorrerán el país apegándose a una serie de procedimientos homologados para fomentar la austeridad y evitar el derroche.
A pesar de que tanto el método de la 4T como el de la alianza cometen el error de utilizar encuestas, en el método de Morena se cuidaron tres aspectos fundamentales que a la larga pueden marcar la diferencia:
En primer lugar, se acordó de antemano que solamente habría 6 precandidatos. Los contendientes son Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal, Adán Augusto, Manuel Velasco y Gerardo Fernández Noroña. Esto implica que el partido no va a gastar dinero por cualquiera, solo por aquellos que la misma coalición acordó de antemano. La alianza va a tener que financiar la precampaña de cualquiera que consiga 150 mil firmas ciudadanas.
En segundo lugar, los precandidatos se comprometieron al proceso, a respetar sus resultados y a apoyar al ganador, sin importar quien sea. Si bien es cierto que se busco lo mismo por parte de la alianza, después del gran cisma del PRI, queda claro que eso no es cierto. Morena entendió que sus aliados son parte de una unidad y ellos estuvieron dispuestos a ceder protagonismo al partido del presidente. La alianza sigue pareciendo un rompecabezas de tres partes que a veces encajan y a veces no, donde cada una quiere mantener una identidad totalmente separada y un liderazgo distinguido.
En tercer lugar, donde los muchísimos precandidatos de la oposición están mendigando firmas, Morena ya está recorriendo el país en campaña. Los cuatro aspirantes morenistas, el del Partido Verde (Velasco) y el del PT (Noroña) no perdieron tiempo en empezar a trabajar para hacer campaña.
Decisiones financieras sanas, unidad incondicional y movimiento constante. Morena parece el viejo PRI en campaña, con toda su maquinaria. Su método para elegir candidato sigue sin ser democrático, es muy cuestionable y probablemente también va a dejar inconformes, pero es mucho más congruente con la identidad de Morena que el de la oposición. No es que sea un buen método, es que hace sentido para quien lo está aplicando.
Sobre los aspirantes, mi favorito es Marcelo Ebrard, a quién le veo la capacidad técnica para llevar el cargo, junto con el extraordinario trabajo que ha hecho en redes sociales para posicionarse en campaña. Creo que Claudia Sheinbaum puede arrebatarle la candidatura, pero solo por la ayuda de López Obrador, y espero que no sea así. Tengo opinión positiva de ella, pero más reservada que con Marcelo.
De los restantes, al único que le veo algo de posibilidades es a Adán Augusto, aunque no mucha. Tanto él como Ricardo Monreal me parece han quedado fuera en las últimas semanas, aunque la política es de los que no se duermen, así que tal vez sorprendan. A Manuel Velasco no le veo casi ninguna posibilidad y le pido a Dios desde el fondo de mi alma que nos libre de Fernández Noroña.
