16 de septiembre de 2024 2:22 pm
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OPINIÓN

Relación UE-Celac

Tanto la UE como la Celac son espacios relevantes para la colaboración y la integración de sus respectivas regiones. Sin embargo, no reducen la interacción a los Estados miembros, sino que dirigen su contacto y relación con agentes externos estatales y no estatales…

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Por Niels Rosas Valdez


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Anteayer y ayer se celebró la cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un evento que resulta de enorme trascendencia para ambas regiones del globo por múltiples razones. ¿Por qué ha sido tan importante esta reunión entre líderes europeos y latinoamericanos? ¿Qué impactos traería y cuáles serían los beneficios?

La UE es una organización supranacional que data oficialmente de 1993, tras la firma del Tratado de Maastricht; no obstante, el proceso de integración regional europeo se remonta a décadas atrás. Comenzó en 1944 con la alianza aduanera, económica y de seguridad entre Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, mejor conocida como Benelux; continuó con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, junto con Francia, Alemania e Italia, en 1951; y se reforzó con el establecimiento de la Comunidad Económica Europea en 1957.

Por otro lado, la Celac es un organismo intergubernamental nacido en 2010, conformado por países de Latinoamérica y el Caribe. Sus cumbres se celebran una vez por año en una sede distinta a la anterior y con una nueva presidencia pro tempore. Tiene la intención de mejorar la integración regional y fomentar la colaboración entre los Estados miembros en múltiples áreas, como puede ser la económica.

Tanto la UE como la Celac son espacios relevantes para la colaboración y la integración de sus respectivas regiones. Sin embargo, no reducen la interacción a los Estados miembros, sino que dirigen su contacto y relación con agentes externos estatales y no estatales. De esta manera, pueden concretar muchos más canales de comunicación, colaboración, apoyo, etc. Esa ha sido justamente una de las razones por las que se ha generado la cumbre reciente.

La reunión entre la UE y la Celac alberga muchos intereses, no sólo el económico, que es central en las relaciones entre países y, en este caso, organizaciones de Estados. Claro que la intención es fomentar el involucramiento comercial entre los miembros del conglomerado europeo de naciones y Latinoamérica. Es una interacción relevante en cuanto a su volumen, es decir, estamos hablando que significa una relación de más de mil millones de personas, lo que representa un octavo de la población mundial actual.

Pero además del beneficio comercial mutuo, se ha llegado a un acuerdo para la cooperación medioambiental, tecnológica y de conectividad entre la UE y la Celac. El consenso obtenido ayudará a Latinoamérica en estas partes que son clave para la competitividad de los países y la salvaguarda del entorno natural. Sin embargo, también permite avanzar a Bruselas en su magno proyecto del Global Gateway, una clara vía de competencia con China y su Iniciativa de la Franja y la Ruta, cuyo ánimo es mejorar la infraestructura, conectividad y cooperación transcontinental.

De igual manera, es importante señalar otro interés de la cumbre: el político. Tras la visita de la presidenta de la Comisión Europea a varios países de Latinoamérica hace unas semanas, ahora la Celac se ha pronunciado de manera más consensuada, salvo por el rechazo de Nicaragua, ante la agresión de Rusia a Ucrania. Es un avance significativo para los esfuerzos de Occidente por ayudar a Kiev en su defensa y aminorar el soporte que tiene Moscú para continuar librando lo que llama “operación militar especial”.

Sin duda, estos múltiples acuerdos fomentarán la interacción entre la UE y la Celac, y las acercarán en estos tiempos cruciales para la cooperación y colaboración internacional en el marco de la competencia entre Occidente y China. Pero, a pesar de ello, los retos permanecen. La integración del conglomerado europeo es longeva y mantiene una cercanía entre la política de Estado de Bruselas y la política de gobierno de los Estados miembros, situación diferente al grupo de países latinoamericanos, que distingue el acuerdo de sus cumbres y las decisiones de cada gobierno. Por ende, se requiere un grado de compromiso muy elevado para continuar y fortalecer los acuerdos y la interacción obtenidos.

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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