11 de septiembre de 2024 8:10 pm
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
OPINIÓN

Entre murallas de crueldad

"Estos actos de maltrato diseñados para obstruir su travesía hacia Estados Unidos plantean una cuestión preocupante: ¿Hasta qué punto hemos descendido como sociedad..."

Avatar de María Fernanda Rubio Ruiz

Por María Fernanda Rubio Ruiz


Escuchar

En un mundo en donde las fronteras, trazadas por las manos de hombres y mujeres, se
alzan como murallas inquebrantables de crueldad, las y los migrantes se convierten en
protagonistas de historias desgarradoras. ¿Cómo podemos ignorar sus lamentos, que,
como susurros en el desierto, atraviesan el silencio de nuestra conciencia? ¿Cómo
permitimos que sus gritos silenciosos caigan en el abismo de nuestra indiferencia? ¿Acaso
las fronteras tejen barreras invisibles entre realidades ajenas, que nos distancia de
comprender y empatizar con lo que millones de migrantes sufren a diario?
La travesía de quienes persiguen sueños y oportunidades en tierras lejanas es un poema
trágico, repleto de sacrificios, inseguridad y violencia. A diario, las noticias relatan las
penurias de quienes, anhelando un futuro prometedor, emprenden este desgarrador viaje.
Resulta estremecedor contemplar cómo eligen, por un lado, dejar atrás la tierra que los vio
crecer, a sus seres queridos y sus pertenencias, y, por otro lado, aún más estremecedor,
eligen, los horrores y la adversidad de la inmigración, antes de soportar la cruda realidad
que viven en su hogar.
Las estadísticas revelan una realidad brutal: según la Organización Internacional para
Migrantes, ciento treinta y nueve personas han perdido la vida o desaparecido en la frontera
entre México y Estados Unidos en este año, cifra que podría ser aún mayor debido a casos
no registrados. Entre estas tragedias, las condiciones climáticas extremas han cobrado una
cantidad enorme de vidas, una realidad que nos lleva a preguntarnos, ¿cómo puede existir
la indicación de negar agua, que por cierto es un derecho humano fundamental, a aquellos
que lo necesitan? Por otra parte, el ahogamiento se convierte en otra de las razones
principales de muerte. Los agentes fronterizos han recibido la instrucción de empujar a los
migrantes de vuelta al río, como si no se tratase de vidas, para ser arrastrados por la
corriente. Estos actos de maltrato diseñados para obstruir su travesía hacia Estados Unidos
plantean una cuestión preocupante: ¿Hasta qué punto hemos descendido como sociedad
cuando preferimos el maltrato antes de la empatía? Pareciera que no logramos entender
que nadie optaría por abandonar su hogar y someterse a estas condiciones de extrema
crueldad sin una razón suficiente. En cambio, lo hacen dado que el hambre y la violencia los
acechan como sombras eternas.
En medio de esta cruda verdad, debemos prestar especial atención a las y los niños que
migran solos, a la deriva de una realidad tempestuosa. Los abandonos de infantes,
desgarradores, son reflejo de padres desesperados que anhelan un futuro mejor para sus
hijos e hijas. ¿Cómo hemos llegado a este punto en que la decisión de abandonarlos en un
desierto inhóspito, donde acechan los abismos del secuestro por cárteles, el tráfico de
personas, la siniestra venta de órganos y pesares aún más oscuros, parece ofrecer un
refugio más seguro que lo que su tierra natal les depara? ¿En qué desolada travesía se ven
inmersos estos niños y niñas? ¿Cómo soportan las heridas físicas y emocionales, la cruel
separación de sus familias y los abusos que socavan sus caminos? En América Latina y el
Caribe, uno de cada cuatro niños se ve forzado a migrar bajo estas condiciones, según un
informe de UNICEF, y el 91% de ellos son menores de 11 años. Estos números, fríos y
lamentables, nos recuerdan que tras cada estadística hay un niño o una niña con un futuro
por delante, que, sin duda, no podemos abandonar en el sombrío terror de la violencia y la
incertidumbre.
¿Cómo podemos, como sociedad, mirar hacia otro lado mientras las vidas de millones se
desgarran en su búsqueda de seguridad y oportunidad? ¿Dónde queda nuestra
humanidad? Las preguntas persisten, clamando por respuestas que nos despierten de la
indiferencia y nos lleven a abrazar la compasión. El establecimiento de políticas públicas
que controlen la migración con un eje central en la solidaridad y la empatía se presenta
como un reto sumamente necesario. Es esencial que reevaluemos nuestra percepción de la
migración, pues no se trata de personas que buscan robar oportunidades, sino de almas
desesperadas que anhelan una oportunidad para sobrevivir y para tener un futuro próspero.
Recordemos que detrás de cada migrante se entreteje una historia única, un universo de
sueños y esperanzas, igual que los tuyos y los míos.
———————————————————-
Todo lo expresado en esta columna refleja exclusivamente mi opinión personal y no
representa, en modo alguno, la posición oficial o la opinión de ninguna institución de la que
pueda ser parte. Las opiniones y análisis presentados son el resultado de mis propias
reflexiones y observaciones en el tema tratado.

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Telegram
WhatsApp
Email

Más Columnas de opinión

Noticias de interés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Opinión

El Comentario del Día TV

Noticias nacionales e Internacionales