Uno de los sucesos que más atención ha recibido en la actualidad es la interacción entre Palestina e Israel. La relación entre ambos Estados no es fácil y, en cambio, presenta múltiples fricciones que han resultado en enfrentamientos violentos al paso de las décadas. En recientes días, lamentablemente un nuevo capítulo de esta índole se ha abierto entra ambas sociedades. ¿Qué ha sucedido y cómo ha reaccionado la comunidad internacional?
Las redes sociales y los medios de comunicación se llenaron de notas, videos e imágenes de un nuevo choque que involucra a Palestina e Israel. De acuerdo con los reportes, el grupo Hamas se introdujo al territorio israelita, atacó y secuestró a personas y militares a su paso. Como era de esperarse, la reacción del gobierno en turno y del ejército fue inmediata para atender la situación, que se mostró como un caos severo para el país agredido.
Ante el conocimiento de los desarrollos en torno a este hecho, la comunidad internacional se ha pronunciado a favor de Israel. Así lo han mostrado múltiples comunicados oficiales de gobiernos alrededor del mundo, respaldados por mensajes desde cuentas de redes sociales. También han optado por proyectar la imagen de la bandera de la estrella de David en sus edificios y monumentos icónicos para mostrar solidaridad con la sociedad atacada.
No obstante, es ineludible e indispensable señalar varias cuestiones que atañen a los actuales acontecimientos en torno a Palestina e Israel. En primera instancia, quienes han jugado un papel trascendental en este panorama son los medios de comunicación. Estos, en su mayoría, con una postura conservadora, han comunicado de una forma imprecisa a televidentes, lectores, internautas, radioescuchas y demás lo que está sucediendo en Medio Oriente.
La información que se entrega carece de una visión completa que involucre a ambas partes del conflicto. Lo que se ha repetido en las conversaciones y noticias es el ataque de Palestina a Israel; apelando a los sentimientos de la audiencia al mostrar las historias de muertes y secuestros de civiles, se busca mover la balanza de la opinión pública en favor del segundo. Es una estrategia que los medios de comunicación han realizado en reiteradas ocasiones para capturar la atención del espectador e influir en su juicio y percepción de lo que se está mostrando, y de lo que está sucediendo.
Además de lo parciales que han sido los medios de comunicación en general, otro apunte de suma relevancia en este asunto es esclarecer que el ataque hacia Israel no fue llevado a cabo por Palestina, sino por Hamas. Se trata de un grupo paramilitar nacionalista y religioso que en sus objetivos centrales tiene el restablecimiento del Estado y territorio palestinos a las condiciones de 1967. Esto significa, por consiguiente, un aminoramiento del espacio absorbido por el gobierno israelita al paso de los años.
Esto nos permite realizar una primera disociación: no es Palestina quien está atacando a Israel, sino Hamas. Claro que, por lo anteriormente dilucidado, los palestinos podrían beneficiarse de lo efectuado por el grupo paramilitar. Sin embargo, es notorio que el Estado palestino ha buscado en repetidas ocasiones solucionar el conflicto de una forma pacífica, por lo que sería descabellado decir que apoya las expresiones y acciones de agresión y violencia cometidas contra la sociedad israelita y demás personas del extranjero que fueron capturadas en estos días.
Finalmente, hay que enfatizar que cualquier forma de agresión debe ser condenada. Los ataques recientes hacia los israelitas sin duda no deben tener cabida en ningún escenario. La violencia es la herramienta de los débiles y no debe ser utilizada, ni normalizada. No hay justificación, pero hay que recordar y tener muy claro que las acciones de Hamas son al final de cuentas producto de la ocupación infundada e ilegal de Israel en el territorio palestino.
La respuesta a lo largo de los años ha sido un apartheid contra los palestinos en el que se han asesinado infantes, mujeres y hombres que han buscado una Palestina libre y digna. Es natural que explote un hartazgo acumulado por décadas de un asunto que no sólo ha violado el derecho internacional, sino que se ha mantenido en silencio por esa misma comunidad internacional que tanto ha defendido a Israel en estos días.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx