22 de noviembre de 2024 5:39 am
OPINIÓN

Ucrania y Moldavia hacia Bruselas

... por el panorama en el que están constantemente sumergidos Kiev y Chisináu, no parece que de entrada haya más ganancias que costos para el conglomerado europeo de naciones...

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Por Niels Rosas Valdez


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En los últimos días ha trascendido la noticia de que la Comisión Europea (CE), institución que se encarga de revisar las solicitudes de incorporación a la Unión Europea (UE), continuará con nuevas fases en el proceso de adhesión de Ucrania y Moldavia. Sin duda, esta etapa es trascendental, tanto para Kiev y Chisináu como para Bruselas. ¿Qué impactos podría tener este avance en el proceso de integración europea?

La UE es el resultado de un proceso de regionalización e integración en Europa. Comenzó oficialmente con el establecimiento de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, con el Tratado de París. Más tarde, con el Tratado de Roma en 1957, la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de Energía Atómica se originaron, alimentando la cooperación en el continente.

Finalmente, el Tratado de Maastricht de 1992 permitió formar a la UE un año después. A partir de ese momento, otros tratados, como los de Ámsterdam, Niza y Lisboa, así como la integración del euro en varios países, han terminado de moldear la estructura, facultades y objetivos del conglomerado europeo de naciones. Hoy por hoy, a treinta años del establecimiento de esta organización supranacional sui géneris, su fortalecimiento continúa con su presencia e influencia en el globo, pero también con su ampliación.

Lo anterior ilustra en gran medida la política exterior más exitosa de la UE. En 1973, la Comunidad Europea (que integraba a las tres comunidades antes mencionadas), experimentó su primera ampliación con la integración de Reino Unido, Dinamarca y la República de Irlanda. Desde entonces, otros 19 países se han incorporado aunque, con el Brexit en 2020, el conglomerado europeo de naciones se ha reducido a 27 Estados miembro.

Sin embargo, la ampliación de la UE no ha terminado. Hay varios países en Europa que han buscado incorporarse a la organización supranacional, entre ellos se encuentran Ucrania y Moldavia, Estados que por mucho tiempo estuvieron bajo la influencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), al igual que varios otros que hoy en día ostentan representación en Bruselas, como Rumania, Polonia, Bulgaria y los Estados bálticos.

Luego de la disolución de la URSS, los Estados de la Europa del Este han conocido los beneficios sustanciales de formar parte de la UE, entre los que destacan las redes de apoyo, la procuración de los derechos humanos y las libertades, la cooperación económica y la seguridad en el bloque de naciones. Esto es precisamente lo que tanto Kiev como Chisináu han apreciado para pugnar por su integración en Bruselas.

Ucrania y Moldavia son dos países que formaron parte de la URSS, pero que tras la caída del bloque soviético han sufrido constante hostigamiento por parte de Rusia. Prueba de ello ha sido la anexión rusa de Crimea, la actual guerra ruso-ucraniana y el involucramiento de Moscú en los intentos separatistas de la región moldava de Transnistria. Es por ello que los dos Estados exsoviéticos han buscado acercarse a la UE para conseguir diversas protecciones.

Es cierto que todavía falta mucho para que Ucrania y Moldavia se integren a la UE, sin embargo, el avance que ha registrado la CE es promisorio para que el conglomerado europeo de naciones se amplíe a 29 Estados en un futuro cercano. No obstante, a pesar de este progreso señalado, ¿qué tan probable es que la integración de ambos países se logre?

Es claro que Ucrania y Moldavia buscan ser parte de la UE, pero quizá esta no gane mucho con su integración. Los dos Estados han sido asediados por Rusia, e incluso uno de ellos se encuentra en plena guerra en la actualidad. Es cierto que la incorporación podría fortalecer a Bruselas y conseguir su objetivo de ampliar la cooperación, las libertades y los derechos humanos, bases que han cimentado el proceso de regionalización europea, pero, por el panorama en el que están constantemente sumergidos Kiev y Chisináu, no parece que de entrada haya más ganancias que costos para el conglomerado europeo de naciones.

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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