29 de junio de 2024 1:42 am
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OPINIÓN

Hay que poner atención a la derecha

...se requiere no sólo de una sólida política de comercio exterior, que promueva nuestras exportaciones y atraiga nuevos proyectos de inversión, pero que tiene que ser congruente con sus principios de política exterior...

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Por Jorge Molina Larrondo


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Uno de los elementos que determinará el entorno internacional en el que se desarrollará el gobierno de Claudia Sheinbaum, es el avance de la derecha en el mundo. La elección de quienes conformarán la X Legislatura del Parlamento Europeo (2024-2029) es un parteaguas para los 27 países miembros de la Unión, como para la relación de Europa con el resto del mundo. El inesperado avance de los partidos de extrema derecha transformará el debate en Bruselas, determinará el perfil de quienes dirigirán las instituciones de la Unión Europa (UE) y la postura de esta región con el resto del mundo.

Los resultados del 10 de junio le dieron 150 de los 720 escaños a los partidos de extrema derecha, los que se comparan con los 186 del Partido Popular Europeo, la alianza de partidos de centro-derecha pro UE -que perdió 10 asientos- o con los 134 curules de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, que también es pro UE y que perdió cinco puestos. Sin embargo, la coalición de partidos verdes muestra el mayor retroceso, al obtener 53 asientos, 18 menos que en la anterior legislatura.

Alemania y Francia fueron los países más afectados, al elegir el mayor número de parlamentarios. El presidente Macron disolvió la Asamblea Nacional y convocó a unas arriesgadas elecciones adelantadas, cuya primera vuelta se celebrará este domingo 30 de junio y el primer ministro belga, Alexander de Croo renunció luego de la derrota de su partido. En España, el cuarto país con mayor número de parlamentarios, los resultados confirmaron la profunda división que sufre desde las elecciones del año pasado y la dependencia de Pedro Sánchez en los partidos independentistas para sostener su gobierno. España, Alemania y Francia son nuestros principales socios comerciales de la UE.

Por su parte, sin importar quien sea el ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la influencia de la extrema derecha dentro del partido republicano crece día a día. Se espera que el partido de Trump gane al menos una de las dos cámaras del congreso y, dependiendo de los candidatos que prevalezcan luego de las elecciones primarias, podrían controlar todo el Capitolio. Hasta la fecha, Biden no ha sido factor para apoyar a la mayoría de los candidatos demócratas al congreso, lo que podría cambiar con su desempeño en los debates del 27 de junio y de septiembre 10.

Hace dos semanas, el representante Michael McCaul (republicano de Texas), presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes del congreso de Estados Unidos, comentó en una audiencia en la que se analizó la creciente influencia de China, Rusia e Irán en el hemisferio americano, el que los gobiernos de izquierda son ahora mayoría en la región. McCaul y otros miembros del comité responsabilizaron de esta tendencia a la desatención del gobierno de Biden, que se ha reflejado en la falta de una política hacia América Latina y en el distanciamiento de países claves, como México y Brasil.

México no se puede definir como una sociedad de izquierda, aunque así sean las tendencias de Morena. Los gobiernos del PRI se apoyaron en la creación de una amplia plataforma social, que incluyó a campesinos, burócratas y a los trabajadores sindicalizados como sus pilares principales, y que negoció beneficios para cada uno de ellos, sin ignorar el papel del sector privado, aunque la relación con este fue variando a lo largo de sus 70 años en el poder.

Quizá porque nunca ha contado con una política exterior como tal, el gobierno de López Obrador ha tomado una actitud provocadora, alineándose con gobiernos encabezados por dictadores, como Cuba, Nicaragua, Venezuela, China y Rusia y que van en contra de los principios políticos que Morena dice representar. A excepción de China, que es nuestro segundo socio comercial más importante y con quien tenemos un déficit que ya rebasó los 104,132 millones de dólares, nuestras relaciones comerciales y de inversión con el resto de esta lista son mínimas.

El próximo gobierno tiene que considerar en su Plan Nacional de Desarrollo que se requiere no sólo de una sólida política de comercio exterior, que promueva nuestras exportaciones y atraiga nuevos proyectos de inversión, pero que tiene que ser congruente con sus principios de política exterior y con el entorno internacional. Tiene que considerar que la retórica de izquierda, una de las características del gobierno actual, está en desuso y tendrá que lidiar con un número creciente de gobiernos que se mueven hacia la derecha.

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