5 de julio de 2025 2:02 pm
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OPINIÓN

Privacidad sin protección | Análisis Dual

El mundo de hoy no solo es un mundo más conectado, sino que, igualmente, es un mundo mucho más abierto. Así como esta apertura nos ha traído grandes beneficios tales como poder conectar con…

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En un mundo en el que cada vez estamos más conectados, resulta igualmente, cada vez más complejo valorar algunos de los principios básicos que solían constituir un elemento esencial en nuestras decisiones y en la manera en la que construíamos nuestras interacciones y dinámicas tanto sociales como individuales. 

En esta constante transformación y replanteamiento de la realidad, el concepto y principio de privacidad no ha logrado salir intacto. Día con día resulta más desafiante y complejo definir aquello que debe ser privado, inclusive se ha modificado la manera en la que entendemos lo privado.

Décadas atrás hubiera sido impensable que alguien compartiera sus datos personales y, más impactante, su vida e historia familiar y social con extraños; era inclusive impensable y mal visto en muchos sentidos compartir este tipo de información con conocidos “no tan allegados”. Hoy no nos sorprende encontrar fotos familiares, el nacimiento de hijos, historias de bodas y de divorcios, logros laborales, etc., en las redes todos los días. Muchas de las historias a las que tenemos acceso son de personas a las que conocemos y una inmensa mayoría son de personas con las que probablemente jamás compartamos ningún tipo de interacción personal.

El mundo de hoy no solo es un mundo más conectado, sino que, igualmente, es un mundo mucho más abierto. Así como esta apertura nos ha traído grandes beneficios tales como poder conectar con familiares o amigos lejanos, conocer más de la personalidad y gustos de quienes nos rodean, poder tener una comunicación constante y amplia, y más importante, construir redes de apoyo sin límites ni barreras, desafortunadamente también nos ha traído peligros y riesgos sumamente amplios y profundos.

Este no es un tema nuevo para nadie, durante años hemos tenido que descubrir en el proceso cómo cuidar nuestros datos, así como lograr mantener nuestra intimidad y privacidad; sin embargo, con una tecnología que avanza a pasos agigantados resulta casi imposible que como individuos logremos mantener el ritmo de lo que está pasando.

Son muchas más las empresas y personas que conocen nuestros datos de las que podemos imaginar. Precisamente por eso nació la necesidad de crear instituciones no solo en nuestro país, sino en el mundo, que ejercieran un control, vigilancia y reglas claras para todos aquellos que reciben nuestros datos, para así proteger nuestra privacidad e intimidad.

En nuestro país el organismo encargado de esa protección es el INAI, un organismo constitucional autónomo que además de proteger nuestros datos tiene la misión de obligar al gobierno a ser transparente y dar un buen uso a la información. Este organismo es ajeno a los tres poderes, precisamente porque su labor, sumamente importante, plantea un reto en el cual no se debe ser “juez y parte” de manera simultánea, sino que debe constituirse como un contrapeso a quienes tienen la información en sus manos.

Hoy, en esta realidad en la que cada vez entregamos nuestros datos con menor interés, en la que para cada pequeño trámite se nos solicita más y más información, en una realidad en la que las infancias son expuestas desde edades muy tempranas y muchas veces sin consentimiento, y en un momento en el que la información es un negocio, la existencia del INAI como organismo constitucional autónomo está en duda.

Esta desaparición es preocupante por el contrapeso que representa al gobierno, sí; pero también debemos señalar que es preocupante porque la privacidad es un derecho esencial cuyo valor no podemos olvidar. Se trata de una decisión que va más allá de una estructura institucional, se trata de una decisión que podría poner en riesgo la seguridad, la garantía de defensa y el derecho a la privacidad e intimidad de todos y todas las mexicanas.

Una vez más, los actos de gobierno y las políticas siempre tienen dos caras de la moneda y un impacto más profundo de lo que parece. Te invito a que juntos continuemos este análisis dual.

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