Maribel Gavito
Docente con más de 35 años de experiencia en la enseñanza de idiomas y administración hotelera.
Escuchar
En esta oportunidad quiero abordar la importancia del cuidado de la salud personal.
Todos en alguna ocasión hemos visto y hasta usado como memes o stickers, a los tres monitos: el que no escucha, el que no ve y el que no habla. Esta siendo la interpretación más común de estas figuras. Sin embargo, en Japón, la interpretación es la siguiente: Cuido lo que escucho, cuido lo que veo y cuido lo que digo. Este cambio de interpretación es sobretodo para enseñar, a los niños chiquitos en especial, lo importante que es cuidar lo que entra en nuestro cuerpo.
Y me gusta mucho esta interpretación, porque lo que nos hace mal no es sólo el alimento que ingerimos y que estaba en malas condiciones, o porque comemos con las manos sucias o porque nuestros hábitos de limpieza personal dejen que desear.
También nos enfermamos cuando escuchamos cosas feas o negativas por mucho tiempo, la queja constante, la desesperanza, la violencia en todas sus formas: auditiva, visual, física, psicológica. De igual manera sucede cuando vemos imágenes que nos alteran por lo duras que son, lo crueles o violentas o por la destrucción que muestran. En el hablar sucede lo mismo: el que nos hablen o nosotros hablemos con insultos, groserías, de forma violenta, amenazante, despectiva e irrespetuosa también nos hace mal. Nos faltan y faltamos al respeto al otro, lastimando elementos tan importantes como nuestra autoestima y la imagen que tenemos de nosotros mismos.
El constante daño que nos hacemos al no cuidar lo que nos afecta, hace que poco a poco nos vayamos “acostumbrando” a estos maltratos y causa una insensibilidad en nosotros conocida en inglés como el “numm” que es que nada nos sorprende, nos altera, nos conmueve, perdemos la empatía. Nos volvemos zombies emocionales y perdemos nuestra humanidad. De ahí mi gran insistencia a los padres de familia de ser conscientes de lo que juegan los niños, de lo que ven. La lucha contra el ser popular en la sociedad o ser permisivo con los niños y su salud es fuerte, pero un ser sano vale toda la pena luchar por él.
Por todo lo anterior, es vital que estemos muy atentos a lo que dejamos que entre en nosotros, tanto físicamente como emocional, energética y mentalmente. Es importante el revisar qué vemos, qué escuchamos, qué decimos y cómo lo decimos. Seamos conscientes de lo que nos rodea. En nuestro país con un problema de seguridad tan serio, donde por supervivencia vivimos en ese modo y en alerta constante, resulta muy aconsejable el darnos tiempo para momentos de respiro, de paz, de conexión interior a través de la meditación o la oración y de la conexión personal con nuestros seres queridos. Buscar un equilibrio en nuestras vidas es trabajar para lograr una salud en todo nuestro ser, en mejorarla y en lograr una estabilidad, para que todo lo que nos rodea no logre enfermarnos.
Tengo la esperanza de que si todos empezamos a cuidar de nosotros mismos y modificamos lo que dejamos que entre en nosotros, así como la forma de comunicarnos, podremos lograr prontamente un cambio en nuestra manera de relacionarnos como sociedad, lo que sin duda, será para mejorar la salud personal y la colectiva, retomando nuestra humanidad y mejorando en algo nuestra convivencia social y a México.