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* En colaboración con Jaime Tbeili Palti
Los primeros 100 días de un gobierno suelen ser una ventana para entender las prioridades y el rumbo que tomará una nueva administración. En el caso de Claudia Sheinbaum, su llegada a la presidencia no solo es histórica por ser la primera mujer en ocupar este cargo en México, sino que también está cargada de expectativas por consolidar los avances de la llamada Cuarta Transformación y responder a las demandas de una sociedad en constante cambio.
Desde el inicio de su gestión, Sheinbaum ha dado señales claras sobre cuáles son sus prioridades. Los programas sociales han ocupado un lugar destacado, con medidas como la ampliación de las pensiones para adultos mayores y un incremento en el apoyo a estudiantes de bajos recursos, buscando reducir las brechas sociales. En términos económicos, ha llamado la atención su propuesta para impulsar la inversión en energías renovables, marcando un cambio significativo respecto a la estrategia del gobierno anterior. Esta apuesta no solo busca colocar a México como un referente en sostenibilidad, sino que también responde a la presión internacional para combatir el cambio climático. En cuanto a seguridad, su enfoque parece ser integral, promoviendo una mayor coordinación entre fuerzas locales y la Guardia Nacional, así como la implementación de programas preventivos en comunidades vulnerables.
Sin embargo, una de las grandes interrogantes es si su gobierno marca un cambio significativo o si es una continuación del legado de Andrés Manuel López Obrador. Por un lado, su administración ha mantenido proyectos clave de la Cuarta Transformación, como el Tren Maya y el Corredor Transístmico, que pretenden impulsar el desarrollo regional. Por otro lado, ha mostrado diferencias en su enfoque, particularmente en áreas como la política ambiental y la equidad de género. Su gabinete, con una fuerte presencia femenina, refleja un esfuerzo por abordar estas temáticas de manera más visible y decidida.
A pesar de los avances, los desafíos siguen siendo importantes. La inseguridad continúa siendo uno de los mayores problemas del país, y los avances en este ámbito han sido limitados. Además, la relación con el sector empresarial y las organizaciones internacionales enfrenta tensiones debido a ciertas decisiones en materia energética, lo que podría afectar la atracción de inversiones en el futuro. En el ámbito social, la polarización política, un tema que marcó la administración anterior, persiste y representa un obstáculo para construir un ambiente más unificado y colaborativo.
En este contexto, los primeros 100 días de Claudia Sheinbaum han dejado un balance mixto, donde la continuidad de ciertos proyectos se combina con intentos de imprimir un sello propio. Su enfoque en temas como el medio ambiente y la equidad de género ofrece pistas sobre hacia dónde podría dirigirse su administración. Sin embargo, la gran incógnita sigue siendo si estas acciones iniciales serán suficientes para enfrentar los complejos retos que enfrenta el país y responder a las demandas de una ciudadanía que espera cambios profundos y duraderos. Al final, será el tiempo y la percepción de los ciudadanos los que definirán el éxito o fracaso de esta nueva etapa en la historia de México.
