En los últimos días, varios ministros y directores de organismos clave del gobierno colombiano han presentado sus cartas de renuncia, lo que abre la puerta a posibles cambios en el gabinete del presidente Gustavo Petro, de cara a las campañas políticas que arrancan este año. Estos movimientos, que se alinean con las aspiraciones de los funcionarios que buscan postularse a cargos públicos, fueron impulsados por el propio mandatario, quien ya había señalado que aquellos con ambiciones políticas deberían renunciar para evitar conflictos de interés.
Mauricio Lizcano, hasta ahora ministro de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, fue uno de los primeros en confirmar su salida, agradeciendo al presidente Petro por la oportunidad. De igual manera, María Constanza García, quien se desempeñaba como ministra de Transporte, anunció su renuncia tras más de dos años en el cargo, destacando su gratitud por la confianza recibida.
Uno de los movimientos más comentados es el posible reemplazo de Luis Gilberto Murillo al frente de la Cancillería. Laura Sarabia, actual directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), tomaría las riendas del Ministerio de Relaciones Exteriores el 1 de febrero. Sarabia, quien ha enfrentado controversias legales en relación con su gestión como jefa de gabinete, ha defendido su inocencia y se mantiene firme en su rol dentro del gobierno.
Las renuncias ocurren en un contexto de presión social y seguridad en el país, donde recientes conflictos armados y desplazamientos masivos han puesto en la mira del gobierno temas como el narcotráfico y la crisis humanitaria. Estos cambios ministeriales, aunque aún no confirmados de manera oficial, se presentan como una respuesta del presidente Petro ante un panorama de creciente tensión política. Sin embargo, voces opositoras como la senadora María Fernanda Cabal han criticado el momento elegido para estos ajustes, señalando que se trata de una táctica para desviar la atención de temas urgentes como la violencia en las regiones.