OPINIÓN

Acciones y no reacciones | Análisis Dual

Es inevitable cuestionarnos, por qué si Donald Trump muestra una personalidad tan radical, impulsiva y explosiva, con un perfil de negociación que centra su estrategia en ejercer poder, amenazar e intentar...

Escuchar

En las últimas semanas nuestra atención se ha centrado con especial énfasis en la política exterior de nuestro país; mejor dicho, se ha centrado en lo que Estados Unidos dice de nosotros, de manera específica, lo que Donal Trump dice de nosotros.

Desde su administración pasada y, más reciente, desde que comenzó su campaña por la presidencia de los Estados Unidos de América, Donald Trump ha hecho declaraciones y amenazas sumamente controversiales con respecto a nuestro país.

Sus principales amenazas giran en torno a tres temas estratégicos: migración, tráfico de drogas y comercio.

Si bien, desde su primer día de gobierno mostró la intención de hacer realidad la mayoría de sus promesas de campaña a través de la firma de decenas de órdenes ejecutivas, el ahora presidente de los Estados Unidos ha tomado la decisión de aún no abarcar por completo uno de los tres ejes en los que tanto ha insistido.

La principal amenaza con respecto al comercio bilateral consiste en imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas; sin embargo, esa orden no fue firmada dentro de los primeros 10 días de gobierno, sino que fue pospuesta, tentativamente, para el primero de febrero.

Es inevitable cuestionarnos, por qué si Donald Trump muestra una personalidad tan radical, impulsiva y explosiva, con un perfil de negociación que centra su estrategia en ejercer poder, amenazar e intentar intimidar, entonces no llevó a cabo todas sus promesas de campaña en materia de comercio de inmediato; contrario a lo que hizo con el tema de migración y seguridad, declarando en estado de emergencia la frontera sur y a los cárteles de droga mexicanos como grupos terroristas, cancelando los programas de asilo, deportando a cientos de migrantes, entre muchas otras órdenes más.

Lo cierto es que Donald Trump ha sido sumamente vocal con respecto a aquello que desea imponer a nuestro país; hemos presenciado un sinfín de ataques que, me temo, no cesarán pronto. Sin embargo, es muy importante que no perdamos de vista que México no es ni su objetivo final, ni su mayor preocupación por el momento.

Estados Unidos tiene conflictos con muchos países en la actualidad; sin embargo, hay uno en particular que le genera una gran incomodidad por la amenaza de seguridad y económica que representa: China.

Centrándonos en el ámbito económico, China es cada vez más grande y poderosa; ambas naciones tienen conflictos comerciales desde hace ya muchos años que parecen estar lejos de una resolución. Es probable que una de las prioridades de Donald Trump en este momento sea fortalecer el poder económico de Estados Unidos para no perder su lugar como la principal potencia.

En esto México juega un papel clave, ya que la economía mexicana y la estadounidense tienen una codependencia sumamente alta e importante. Si bien, no dependen una de la otra en el mismo nivel, ni con la misma intensidad, lo cierto es que ninguna de las dos puede prescindir de la otra.

Para que Estados Unidos o, mejor dicho, para que Trump pueda cumplir la visión económica que tiene para Estados Unidos, resulta esencial fortalecer la economía de toda la región de América del Norte.

Imponer aranceles del 25% a dos de sus principales socios comerciales no solo dañaría la economía de sus vecinos, sino que dañaría la propia. Ahora bien, que sea dañino para todos, no quiere decir que no vaya a pasar. Sin embargo, teniendo presente que su objetivo es una economía más fuerte, sabemos que podemos trazar mejores vías de negociación.

Donald Trump comenzó por cumplir sus promesas en materia de seguridad y migración por los beneficios que eso le genera en la política interna, sí, pero también lo hace como una manera de presionar al gobierno mexicano para tener una negociación comercial con mucha más ventaja.

El principal error que el gobierno mexicano podría cometer es reaccionar, en lugar de tener un plan de contingencia para todos los escenarios posibles.

Hoy sabemos que Trump no se tomará el tema comercial con tanto arrebato como el resto de temas que le conciernen, sabemos que tiene un objetivo para el que nos necesita y sí, también sabemos que está dispuesto a cumplir lo que ha dicho.

Sabiendo esto, México tiene un campo bastante amplio para comenzar a planear y construir una negociación exitosa; esta será la oportunidad del gobierno mexicano para demostrar su habilidad diplomática y para poner el nombre de México en alto, pero eso no se hace con discursos o reclamos vacíos, sino con acciones y planes claros y fuertes.

Esta historia apenas comienza, si algo debemos hacer es centrarnos en el fondo de la situación y exigir más y mejores respuestas; debemos garantizar un gobierno de acciones y no de reacciones.

Una vez más, los actos de gobierno y las políticas siempre tienen dos caras de la moneda y un impacto más profundo de lo que parece. Te invito a que juntos continuemos este análisis dual.

Todo el contenido de El Comentario del Día en la palma de tu mano. Suscríbete a nuestros canales de difusión: WhatsApp | Telegram

Compartir en:

Twitter
Facebook
LinkedIn
Telegram
WhatsApp
Email

Más Columnas de opinión

Noticias de interés

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *