Las grandes tecnológicas como Google, Meta, Microsoft y Apple podrían estar reportando cifras mucho menores de las emisiones de carbono de sus centros de datos. Según un análisis de The Guardian, las emisiones reales generadas por estos centros podrían ser hasta 7.6 veces superiores a las cifras oficiales, lo que aleja a estas compañías de sus metas de neutralidad de carbono. Este aumento se debe en gran parte al auge de la Inteligencia Artificial (IA), el uso creciente de datos y la expansión del almacenamiento en la nube.
El estudio, que abarcó el periodo entre 2020 y 2022, muestra que las emisiones «basadas en la ubicación» de los centros de datos superaron las cifras reportadas, las cuales fueron ajustadas para que las empresas pudieran obtener certificados de energía renovable (REC). Estos certificados les permiten declarar reducciones de emisiones, aunque, en realidad, la energía renovable adquirida no siempre se consume donde se genera, lo que distorsiona la realidad de su impacto ambiental.
Además de la discrepancia en las emisiones reportadas, México también se enfrenta a una creciente demanda eléctrica relacionada con la expansión de centros de datos, ya que se espera que en los próximos cinco años se instalen 73 nuevos data centers en el país. Esta expansión generará una demanda de electricidad mucho mayor, lo que obligará a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a aumentar su capacidad de generación. José Otero, vicepresidente de 5G Américas para América Latina, señaló que si la energía utilizada no proviene de fuentes limpias, las emisiones seguirán aumentando, convirtiendo a la tecnología en un nuevo agente de contaminación.
El impacto ambiental negativo de la IA no solo se limita a los centros de datos, sino que también afecta a las empresas que implementan estas tecnologías. Un informe de Capgemini revela que muchas organizaciones en México no están gestionando adecuadamente la huella de carbono generada por la IA, lo que agrava aún más el problema ambiental. La falta de control sobre el impacto de la IA sigue siendo un desafío crucial en la transición hacia un futuro más sostenible.