Los ministros de Asuntos Exteriores de las principales democracias occidentales se dieron cita este jueves en Canadá, en medio de un escenario de creciente tensión con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha adoptado posturas firmes sobre Ucrania y la imposición de aranceles. Este encuentro, que se celebra en la remota localidad de La Malbaie, Quebec, busca abordar varios temas críticos, como el alto el fuego en Ucrania y las políticas comerciales de Washington.
Uno de los puntos clave de la agenda fue la información proporcionada sobre las conversaciones sostenidas por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, con las autoridades ucranianas, donde se destacó el interés de Ucrania en un acuerdo de alto el fuego de 30 días. A pesar de estos avances, la preparación de una declaración final unificada del G7 resultó complicada debido a las diferencias de opinión, especialmente por la postura de Estados Unidos respecto a las sanciones contra Rusia y su enfoque hacia China.
Además, la imposición de aranceles por parte de Trump a las importaciones de acero y aluminio ha agudizado las tensiones entre los miembros del G7, particularmente con Canadá y la Unión Europea, quienes adoptaron medidas recíprocas en respuesta. En medio de esta fricción, el G7 intentó mantener un tono positivo respecto a los avances en las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania, destacando la importancia de continuar los esfuerzos diplomáticos sin generar tensiones adicionales con Rusia.
El cambio de postura de Estados Unidos bajo Trump ha complicado las relaciones con sus aliados tradicionales, ya que Washington ha presionado para un acuerdo rápido sobre Ucrania, mientras exige más compromiso de los europeos sin ofrecer su apoyo claro a las futuras conversaciones.