En marzo, la inflación del productor en Estados Unidos registró una caída inesperadamente pronunciada, justo antes de que entraran en vigor nuevos aranceles impulsados por el presidente Donald Trump. Según cifras oficiales difundidas por el Departamento de Trabajo, esta baja estuvo impulsada principalmente por un desplome en los precios de la gasolina.
El Índice de Precios al Productor (IPP) disminuyó un 0.4% durante el mes, contrastando fuertemente con el leve incremento revisado del 0.1% observado en febrero. Las cifras también estuvieron muy por debajo de las proyecciones de los analistas, que esperaban un aumento del 0.1%, de acuerdo con el portal Briefing.com.
Más del 70% de esta caída se atribuye a la disminución en los precios de bienes de demanda final, los cuales bajaron un 0.9%. El principal factor detrás de esta baja fue la gasolina, cuyo precio se desplomó un 11.1%, explicó el Departamento de Trabajo en su informe.
Este descenso en los precios al productor ocurre en paralelo con una baja similar en el índice de precios al consumidor del mismo mes, lo que sugiere una posible disminución general en la demanda, motivada por las medidas arancelarias. Algunos economistas consideran que esta tendencia podría calmar los temores sobre una inflación descontrolada.
A principios de abril, Trump impuso nuevos aranceles “recíprocos” a varios socios comerciales, aunque posteriormente los revirtió parcialmente ante la volatilidad de los mercados. Sin embargo, los bienes provenientes de China continúan enfrentando fuertes cargas arancelarias, con aumentos acumulados que alcanzan el 145% desde el inicio de su mandato.
A pesar de esta baja en la inflación del productor, expertos advierten que los efectos podrían ser temporales. “Esta buena noticia no durará mucho”, advirtió la firma High Frequency Economics, subrayando que los impactos de los nuevos aranceles aún podrían presionar los precios en los próximos meses.