El mercado energético global reaccionó con fuerza este viernes 13 de junio, luego de que Israel realizara un ataque aéreo contra instalaciones iraníes. Este hecho provocó que el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI) se disparara un 8.63%, alcanzando los 73.91 dólares por barril, reflejando la incertidumbre sobre la estabilidad del suministro en la región del Golfo Pérsico.
Según reportes de CNBC, hacia las 8:50 horas de la Ciudad de México, los contratos de futuros del WTI para entrega en julio cotizaban en 72.98 dólares, superando con creces el cierre de la jornada previa. Analistas como Andy Lipow, de Lipow Oil Associates, advirtieron que existe temor entre los inversionistas de que Irán tome represalias contra objetivos israelíes o estadounidenses, lo que podría detonar un conflicto mayor y desatar interrupciones importantes en la exportación de crudo.
En paralelo, el expresidente Donald Trump recordó públicamente que Irán incumplió el ultimátum de dos meses para renegociar su programa nuclear, aunque dejó abierta la posibilidad de un nuevo intento de acuerdo tras la reciente escalada militar. Las tensiones elevan la vigilancia sobre el Estrecho de Ormuz, punto estratégico por donde circula aproximadamente el 20% del crudo mundial.
Expertos como Ellen Wald, cofundadora de Washington Ivy Advisors, consideraron poco probable que Irán cierre este paso marítimo, dado que se expondría a fuertes represalias y a la presión de su principal socio comercial, China, que vería comprometido su abasto energético. A pesar de la preocupación inmediata, Wald subrayó que la situación aún no representa una amenaza tan severa como la vivida durante la invasión rusa a Ucrania.