La gigante francesa de electrodomésticos y utensilios de cocina SEB, propietaria de marcas como Tefal y Moulinex, ha anunciado un significativo recorte en su pronóstico de beneficios para el año fiscal completo. La decisión, un termómetro de la economía global, se debe a una demanda de consumo más débil de lo previsto en sus dos mercados más grandes: Europa y Estados Unidos.
Este ajuste financiero revela una tendencia preocupante: el gasto discrecional de los consumidores en las principales economías está cayendo, afectando a fabricantes de bienes duraderos como los electrodomésticos y el menaje. La prolongada presión de la alta inflación y las elevadas tasas de interés en ambos continentes están erosionando el poder adquisitivo de los hogares, obligándolos a posponer las compras de artículos no esenciales.
Para SEB, el desafío inmediato se centra en la gestión de inventario y en mantener márgenes de beneficio en un entorno de precios inestables y competencia feroz. La empresa enfrenta el dilema de aumentar precios para compensar los costos de producción y envío, lo que podría debilitar aún más la demanda, o absorber los costos, lo que reduciría drásticamente sus ganancias.
El caso de SEB es un recordatorio de que los signos de resiliencia macroeconómica no se traducen uniformemente en el consumo. La cautela en el gasto del consumidor seguirá siendo un obstáculo clave para la rentabilidad de las empresas minoristas y de manufactura en los próximos trimestres.