Intel, el gigante estadounidense de los semiconductores, reportó ganancias que superaron las estimaciones de Wall Street para el tercer trimestre de 2025. Este resultado positivo es visto como una señal de que la agresiva estrategia de recuperación y los masivos recortes de costos implementados por la administración están comenzando a rendir frutos.
La recuperación se produce después de que Intel anunciara un plan para reducir su fuerza laboral en un 15% (eliminando miles de puestos) y de que ajustara sus planes de expansión de fabricación para mejorar la eficiencia de capital. Estas dolorosas medidas de disciplina financiera ayudaron a la compañía a mejorar sus márgenes, generando confianza en el mercado.
Desde una perspectiva crítica, el éxito de Intel es altamente dependiente del apoyo estatal y las inversiones externas. La compañía es la principal beneficiaria del plan de EE. UU. para recuperar la soberanía tecnológica, recibiendo miles de millones de dólares en subsidios directos y apoyo del gobierno federal bajo la Ley CHIPS. Además, ha asegurado inversiones estratégicas de gigantes como SoftBank y NVIDIA, lo que refuerza la confianza en su estrategia de fundición (Intel Foundry) para competir contra rivales como TSMC y Samsung.
Sin embargo, los analistas mantienen una postura cautelosa. La rentabilidad de la unidad de fundición de Intel sigue siendo débil, y la empresa se enfrenta a una feroz competencia en el segmento de chips de alto rendimiento y centros de datos, vital para la Inteligencia Artificial (IA). El precio de las acciones de Intel, aunque volátil, refleja que el mercado está esperando una prueba tangible y sostenida de su capacidad para ejecutar su plan de transición tecnológica a largo plazo.







