El gigante tecnológico Amazon anunció una inversión de €1.600 millones (aproximadamente $1.76 mil millones de dólares) en sus operaciones en los Países Bajos. Esta significativa inyección de capital forma parte de la estrategia general de la compañía para expandir y modernizar su infraestructura digital en Europa, con el objetivo de satisfacer la creciente demanda de sus servicios de Amazon Web Services (AWS) y reforzar su liderazgo en el comercio electrónico.
La inversión en los Países Bajos, un país que ya es un centro logístico y tecnológico clave en el continente, se alinea con anuncios similares en otras naciones europeas como España, Alemania y el Reino Unido, donde las inversiones combinadas superan los miles de millones de euros.
Desde una perspectiva crítica y económica, esta inversión subraya la voracidad de capital que exige la carrera por la infraestructura de Inteligencia Artificial (IA) y la computación en la nube. Amazon y sus rivales están invirtiendo sumas masivas para construir centros de datos capaces de manejar las cargas de trabajo de IA, lo que convierte a estos proyectos en inversiones de infraestructura crítica con ramificaciones geopolíticas.
La concentración de inversiones en la nube por parte de Amazon y otros gigantes plantea interrogantes sobre la soberanía de los datos en Europa y el dominio de unos pocos actores en la infraestructura digital del continente. A pesar de los beneficios económicos en términos de empleo y desarrollo de capacidades, los gobiernos deben garantizar que la expansión de estas megainstalaciones sea coherente con los objetivos de sostenibilidad energética y la competencia justa en el mercado digital.





