Microsoft ha reportado ganancias trimestrales que superaron las expectativas de Wall Street, un logro atribuido directamente a la fortaleza de su segmento en la nube y su agresiva apuesta por la Inteligencia Artificial (IA). La unidad Intelligent Cloud, que incluye Azure (el competidor directo de Amazon Web Services), registró ingresos por $30.9 mil millones de dólares, con un notable crecimiento del 28% interanual.
Este desempeño coloca las acciones de Microsoft cerca de sus máximos históricos, con analistas debatiendo si el próximo objetivo de $625 dólares por acción es factible. La euforia se alimenta por la percepción de que Microsoft está mejor posicionada que otros gigantes tecnológicos, gracias a su inversión estratégica en OpenAI (donde ha asegurado una participación del 27% del capital) y la integración de la IA en sus productos empresariales como Copilot y Office.
Críticamente, la solidez de Microsoft es un arma de doble filo. La compañía está invirtiendo una cantidad récord en gasto de capital (Capex) para construir centros de datos y asegurar el suministro de chips de IA, una inversión masiva que, a corto plazo, podría presionar sus márgenes. Los analistas advierten que, si bien el crecimiento de Azure es robusto, la acción podría estar sobrevalorada por el mercado, descontando ya el éxito futuro de la IA.
A pesar de los riesgos inherentes a esta «carrera contra el tiempo» por la IA, el enfoque de Microsoft en soluciones empresariales y el crecimiento de la Computación Personal (incluyendo Windows y videojuegos, que superó los $13.8 mil millones en ingresos) demuestran una diversificación que tranquiliza a los inversores.



