Nissan Motor Co. ha dado un paso dramático en su estrategia de saneamiento financiero al vender su sede global en Yokohama, Japón. El acuerdo, valorado en 95 mil millones de yenes (aproximadamente $643 millones de dólares), forma parte de un plan de reestructuración más amplio destinado a reducir costos y generar liquidez para inversiones futuras.
La venta de la sede, un activo clave que Nissan ocupará en régimen de alquiler, es una medida contundente del CEO Makoto Uchida para deshacerse de activos no esenciales. El dinero recaudado se destinará a fortalecer el balance del fabricante de automóviles y a financiar la costosa transición hacia la electrificación y las nuevas tecnologías de vehículos conectados, áreas donde Nissan se ha quedado rezagado frente a sus rivales.
Desde una perspectiva crítica, la venta subraya la presión financiera que enfrenta Nissan. El fabricante japonés ha lidiado con años de bajo rendimiento, escándalos corporativos y una necesidad urgente de renovar su línea de productos para recuperar cuota de mercado. La estrategia de vender y arrendar activos es un indicador de la necesidad de inyección de capital sin recurrir a deuda adicional.
La reestructuración de Nissan se enfoca en tres pilares: reducción de gastos fijos, inversión selectiva en electrificación y la consolidación de su alianza con Renault. El éxito de la empresa dependerá de si esta venta de activos fijos puede traducirse en una mejora sostenible de la rentabilidad y la competitividad en el sector automotriz global.



