(audio por: Deborah Cohen Falah Cheja)
Por Arturo Damm Arnal
El problema económico de fondo es la escasez: no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Una de las condiciones que debe cumplirse para minimizarlo, en el entendido de que nunca viviremos en un mundo donde todo alcance para todos, en las cantidades que cada uno quiera, y sobre todo gratis, es que la producción y oferta de bienes y servicios sea la mayor posible, para lo cual se requiere que la inversión directa sea, también, la mayor posible.
La inversión directa produce bienes y servicios (con los que satisfacemos nuestras necesidades), crea empleos (para producir alguien tiene que trabajar) y genera ingresos (a quien trabaja se le paga), sin olvidar que la producción es la variable que mide el crecimiento de la economía.
Una manera de analizar la inversión directa es considerándola como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), del ingreso generado en el país. ¿Qué porcentaje de ese ingreso se destina, vía inversiones directas, a la producción de satisfactores, la creación de empleos, la generación de ingresos? Veamos.
Durante el primer trimestre de 2018, antes de la 4T, la inversión directa fue 21.5 por ciento del PIB: 2.8 gubernamental y 18.7 privada. A lo largo del primer trimestre de 2019, al inicio de la 4T, la inversión directa fue 21.6 por ciento del PIB: 2.7 gubernamental y 18.9 privada. Entre enero y marzo pasados, ya con la 4T en marcha, pero antes del cierre parcial de la economía, que inició el 1 de abril con la división de las actividades económicas en esenciales (permitidas) y no esenciales (prohibidas), la inversión directa fue 19.6 por ciento del PIB: 2.5 gubernamental y 17.1 privada.
Con relación al primer trimestre del año pasado, como porcentaje del PIB, la inversión directa privada se redujo 1.8 punto porcentuales, equivalentes a 9.5 por ciento. Por su parte la inversión directa gubernamental tuvo una caída de 0.2 puntos porcentuales, que equivalen a 7.4 por ciento. La inversión directa total retrocedió dos puntos porcentuales, equivalentes a 9.3 por ciento. Estas bajas, en una variable tan importante como la inversión directa, afectan la producción de satisfactores, la creación de empleos y la generación de ingresos y, por ello, el bienestar de las familias.
Fue en 1994 cuando, para un primer trimestre, con 22.5, se alcanzó la mayor inversión directa total (privada más gubernamental) como porcentaje del PIB. Fue en 1995 cuando se alcanzó la menor: 17.1.
¿Cuál es la causa más importante de la caída de la inversión directa privada como porcentaje del PIB? La desconfianza que la 4T ha generado entre los empresarios. Hasta el momento todo indica que lo seguirá haciendo. Vamos a ir de mal en peor.
