Han pasado más de 80 años desde que Ana Frank escribió su famoso diario mientras se escondía de los nazis en una casa de Ámsterdam durante la ocupación alemana de los Países Bajos. Este diario, que relata dos años de su vida oculta con su familia y otras cuatro personas, ha sido traducido a más de 70 idiomas y ha vendido más de 35 millones de copias desde su primera publicación en 1947.
Otto Frank, el padre de Ana, fue quien decidió publicar el diario póstumamente. En 1952, el manuscrito finalmente vio la luz en Estados Unidos, aunque inicialmente fue rechazado por varios editores. Su impacto creció rápidamente, impulsando una segunda y tercera edición en pocos días. Hoy, la casa donde se escondió Ana se ha transformado en un museo que recibe más de un millón de visitantes anuales, consolidando el legado de su historia.
El diario de Ana Frank ha atravesado diferentes versiones, desde el manuscrito original hasta una versión revisada por la propia Ana, donde cambió nombres y detalles para resguardar la privacidad de su familia. Además, el manuscrito ha sido objeto de escrutinio, incluso por quienes niegan el Holocausto, aunque estudios forenses han confirmado su autenticidad. Otto Frank, hasta el final de su vida, luchó contra quienes intentaron desacreditar el valioso testimonio de su hija.
En los últimos días de Ana en el campo de concentración de Bergen-Belsen, su estado de salud se deterioró drásticamente. A pesar de las condiciones inhumanas, Ana continuaba escribiendo hasta el final. Lamentablemente, ella y su hermana Margot fallecieron en febrero de 1945, solo semanas antes de la liberación del campo, pero su legado sigue vivo en cada página de su diario.