En la industria automotriz, los caballos de fuerza ya no son el principal atractivo. La nueva obsesión de los fabricantes es el tamaño de las pantallas dentro del vehículo. Estas superficies digitales, que dominan el tablero, se han convertido en el nuevo símbolo de lujo y modernidad, reflejando la creciente demanda de los consumidores por experiencias digitales envolventes.
Modelos recientes como el Lincoln Navigator han incorporado pantallas panorámicas de hasta 48 pulgadas, reforzando la apuesta por la conectividad total. Según William Vélez, director regional de Lincoln, el tamaño no solo importa por estética, sino por su funcionalidad: permite acceso más intuitivo a múltiples funciones sin necesidad de navegar entre menús complejos.
Esta tendencia tiene raíces antiguas, pero fue Tesla quien marcó el antes y después con su pantalla de 17 pulgadas en el Model S. A partir de entonces, firmas como Mercedes-Benz y BMW elevaron la apuesta: la primera con su Hyperscreen de 55 pulgadas; la segunda con un display trasero de 31 pulgadas en el i7 eléctrico.
El fenómeno no se limita al segmento premium. Marcas como Renault han integrado soluciones similares en modelos más accesibles. La nueva Koleos, por ejemplo, ofrece tres pantallas que cubren más de 1,000 cm² de superficie digital, incluso una dedicada al copiloto para funciones de entretenimiento.
Las marcas chinas, como Geely y BYD, también se han sumado a la competencia, con vehículos equipados con pantallas adicionales en la segunda fila y funciones multimedia avanzadas. En algunos modelos, cada pasajero trasero cuenta con un panel táctil propio para controlar aspectos del entorno, desde la música hasta los asientos con masaje.
Sin embargo, este despliegue tecnológico ha desplazado a los botones físicos, lo que ha generado críticas. Funciones básicas como el aire acondicionado o el volumen ahora requieren atención a la pantalla, lo cual puede distraer al conductor. Algunas marcas han intentado reducir ese riesgo mediante tecnologías como recubrimientos polarizados o con la reintroducción de botones físicos ante las quejas de los usuarios.
Una solución emergente es la implementación de sistemas de visualización frontal (HUD), como el Panoramic iDrive de BMW, que proyecta información sobre el parabrisas para mantener al conductor enfocado en el camino.
El crecimiento es claro. Según S&P Global Mobility, el tamaño promedio de las pantallas pasó de 9.6 pulgadas en 2024 a un estimado de 10.6 pulgadas para 2030. Al mismo tiempo, los HUD pasarán de estar presentes en 14.5 millones de autos en 2024 a más de 21 millones en 2030.
Así, mientras los autos del pasado competían por potencia y velocidad, los autos del presente lo hacen por resolución, conectividad y número de pantallas. Una carrera tecnológica que redefine el concepto de lujo automotriz.
