La inflación en Estados Unidos dio señales de moderación durante abril, acercándose al objetivo del 2% de la Reserva Federal (Fed), según datos del índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE), principal referencia del banco central para sus decisiones de política monetaria. El índice subió 2.1% interanual, por debajo del 2.3% registrado en marzo y una décima menos de lo que esperaban los analistas.
Este retroceso se debe, en gran parte, a la caída en los precios de la energía. Incluso la inflación subyacente, que excluye alimentos y combustibles, mostró una leve desaceleración, situándose en 2.5%. La tendencia confirma el avance desde el pico del 7% registrado en 2022, en pleno auge postpandemia.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha sido elogiado por este «aterrizaje suave» de la economía, aunque algunos expertos, como Gregory Daco de EY, advierten que factores externos como los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump podrían volver a presionar los precios al alza en los próximos meses.
En cuanto al gasto del consumidor, se observó una moderación: en abril creció solo 0.2%, frente al 0.7% del mes anterior. Este descenso refleja una menor urgencia de los hogares por anticipar compras ante posibles aumentos de precios. Según el Departamento de Comercio, este comportamiento representa una pausa tras el fuerte consumo impulsado por el temor a nuevas tarifas sobre importaciones.