James Comey, exdirector del FBI, se declaró este miércoles no culpable de los cargos de obstrucción a una comisión del Congreso y falso testimonio. Durante una audiencia en un tribunal federal de Alexandria, el abogado de Comey, Patrick Fitzgerald, adelantó que solicitará la desestimación del caso, argumentando que se trata de un proceso judicial motivado por venganza política. El juicio está programado para comenzar el 5 de enero de 2026.
Los cargos contra Comey están relacionados con su testimonio ante el Senado en 2020, en el que negó haber autorizado a su adjunto a hacer declaraciones anónimas sobre investigaciones sensibles del FBI. De ser hallado culpable, Comey enfrenta hasta cinco años de prisión. La acusación se produce en un contexto de larga rivalidad entre Comey y el expresidente Donald Trump, quien lo despidió en 2017 mientras el FBI investigaba la posible injerencia rusa en las elecciones de 2016.
El presidente Trump ha sido un crítico constante de Comey, e incluso en septiembre de 2025, presionó a su secretaria de Justicia, Pam Bondi, por la falta de acusaciones contra el exdirector del FBI. Posteriormente, Trump reemplazó al fiscal encargado de la investigación y designó a Lindsey Halligan, quien impulsó las acciones legales contra Comey.
Trump celebró la acusación en sus redes sociales, mientras que Comey respondió con un mensaje desafiante, destacando que el miedo es una herramienta utilizada por los «tirano». Esta disputa legal se suma a la compleja historia de la investigación sobre la injerencia rusa, que fue asumida por el fiscal especial Robert Mueller tras el despido de Comey.