La dramaturga y actriz española Angélica Liddell presentó en el Festival Internacional Cervantino su obra “Terebrante”, una pieza teatral que ha generado fuertes reacciones por su contenido explícito y su intensa carga emocional. El montaje, que dura poco más de una hora, explora el dolor y la provocación a través de una deconstrucción del flamenco, donde el zapateo y el braceo se despliegan sin música, generando una experiencia inquietante y simbólica para el público.
El festival emitió una advertencia sobre escenas con desnudos, luces estroboscópicas y lenguaje explícito, pues “Terebrante” no es una obra convencional. Durante su estreno en Guanajuato, varios espectadores abandonaron la sala en diferentes momentos, impactados por las imágenes poderosas y las secuencias que evocan símbolos místicos y religiosos en un contexto de fuerte carga pagana y emocional. La actuación de Liddell, que incluye autolesiones y momentos de intensa devastación física, marcó un antes y un después para muchos.
El flamenco, expresado aquí sin su tradicional música, sirve como hilo conductor de la obra, acompañada de 16 guitarras suspendidas en escena que representan la belleza y el dolor. Liddell retoma la idea del sufrimiento esencial para el flamenco, según la reflexión del cantaor Manuel de los Santos “Agujetas”. La pieza continuará su recorrido en la Ciudad de México, en el Centro Nacional de las Artes y el Centro Cultural Helénico, invitando a nuevas audiencias a enfrentarse a esta experiencia teatral única.
“Terebrante” confirma a Angélica Liddell como una figura que no teme desafiar los límites del teatro contemporáneo, provocando emociones encontradas que van desde la fascinación hasta la indignación, pero nunca la indiferencia.