La más reciente Encuesta de Expectativas Económicas publicada por el Banco de México, correspondiente a junio de 2025, refleja una percepción más cautelosa por parte de los especialistas del sector privado respecto al desempeño de la economía nacional. El consenso de los analistas consultados ajustó ligeramente a la baja el crecimiento esperado del PIB para 2025, ubicándolo en 2.1%, frente al 2.2% estimado un mes antes .
Este ajuste, aunque moderado, se acompaña de un deterioro en la percepción de condiciones macroeconómicas clave. Los analistas incrementaron su previsión de inflación general anual para diciembre de 2025, la cual pasó de 4.06% a 4.15%. También aumentó la expectativa sobre la inflación subyacente, señalando presiones que aún no se disipan del todo en sectores sensibles como alimentos y servicios .
En el ámbito cambiario, se anticipa un cierre de año con el tipo de cambio en 18.20 pesos por dólar, lo que representa una depreciación frente a niveles previos. Este movimiento refleja tanto factores externos —como la política monetaria de Estados Unidos y tensiones geopolíticas— como una mayor incertidumbre interna tras el inicio del nuevo sexenio.
Respecto al balance de riesgos, los especialistas identificaron como principales factores de preocupación la gobernanza, la política monetaria y la debilidad del mercado interno. De manera destacada, 53% de los analistas considera que el entorno económico actual no es propicio para invertir, y más del 40% estima que las condiciones políticas seguirán siendo desfavorables en el corto plazo .
Pese al entorno retador, se mantiene cierta confianza en la estabilidad macroeconómica. La tasa objetivo de Banxico se proyecta en 10.50% para el cierre de 2025, con una posible reducción gradual hacia 2026. Sin embargo, las perspectivas sobre la inversión fija bruta y el consumo privado permanecen sin cambios relevantes, señalando una economía que avanza con cautela, pero aún sin señales claras de dinamismo sostenido .
El informe subraya, en suma, que el arranque del nuevo gobierno no ha modificado sustancialmente las percepciones de mediano plazo entre los analistas del sector privado, pero sí ha elevado la atención sobre posibles riesgos políticos y regulatorios.
