8 de junio de 2025 10:56 am
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OPINIÓN

¡A leer!

…esa actividad que me ayuda a relajarme es la lectura. Si, leo mucho, muchísimo para preparar mis clases, para moderar los grupos de apoyo en línea de The MISS Foundation, para asesorar a los fieles que buscan la declaración de nulidad de su matrimonio, para dirigir las tesis de los alumnos que me invitan a participar en la aventura de su investigación…

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Carla Roel de Hoffmann

Un libro es un regalo que abres una y otra vez.

Garrison Keillor

Mi querido Jaime Tbeili, publicó en su Comentario del Día, ¿Por qué leer mis clásicos? Esta semana, también, me invitaron a dar clases en el módulo de Antropología y Ética de la Maestría en Ciencias Jurídicas y compartí con mis alumnos algunas ideas del gran John Finnis.

A grandes rasgos, el filósofo australiano, presenta la idea de que el hombre tiende constitutivamente al bien. Que el bien del hombre es un bien social, que el bien es inacabado, es decir, es inalcanzable en su completud. Que el bien es racional, lo elegimos a partir de que la razón lo conoce y, que el bien humano es un bien moral porque supone libertad para elegir entre distintas opciones que la inteligencia nos presenta como bien.

EL Derecho nos ayuda a lograr el mayor bien posible para el mayor número posible de hombres, al través de la coacción, que es necesaria para la vida en común ya que la norma jurídica regula lo indispensable en la vida social.

Para Finnis, el bien humano no es sólo uno. Los bienes humanos básicos son la vida, el conocimiento teórico y práctico, la belleza, la socialidad, el trabajo/ocio, la vida ética, la vida familiar y la religión. Estos bienes le dan contenido a los derechos humanos.

Me quiero detener en el bien humano básico del ocio. Éste no es la ausencia de actividad, sino la realización de una actividad que no está considerada en nuestras obligaciones. Una actividad que nos ayuda a relajarnos y a olvidarnos de nuestros problemas habituales.

Para mí, esa actividad que me ayuda a relajarme es la lectura. Si, leo mucho, muchísimo para preparar mis clases, para moderar los grupos de apoyo en línea de The MISS Foundation, para asesorar a los fieles que buscan la declaración de nulidad de su matrimonio, para dirigir las tesis de los alumnos que me invitan a participar en la aventura de su investigación.

Jaime, en su Comentario, nos invita a “buscar nuestros propios clásicos,” ese libro que “no puede serte indiferente…” No había leído esa definición de clásico, pero habré de meditarla.

Los libros que leo en mis momentos de ocio no son clásicos, la mayoría de las veces, bajo ninguna consideración. Para mí, la lectura es una invitación a entrar en el mundo interior del autor. Escribir es mostrarse vulnerable, abrir la intimidad y compartirla con el lector, con quien decida regalarnos unos minutos u horas de su tiempo, para estar con nosotros, al través de la palabra escrita. La lectura es un diálogo entre el autor y su lector.

A ti, que me regalas tu tiempo para leer mi comentario, te agradezco de corazón. Y te invito a leer, a adentrarte en el mundo interior de quien te invita, con sus palabras, al uso irrestricto de tu imaginación.

¡Gracias Jaime!

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