8 de julio de 2025 1:42 pm
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OPINIÓN

El COVID no existe… ¿Por qué?

...nadie aprende en cabeza ajena y ese aprendizaje nos ha costado más de 20,000 muertes a la fecha.

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(Audio por: Deborah Cohen Falah Cheja)

Por Elisa Araque Espinosa

Porque así lo decidió la población mexicana en su mayoría, no hubo que someterse a votación, no hubo que investigar más ni siquiera ver los noticieros y enterarse de lo que pasaba en ese otro lado del mundo tan lejano en muchos aspectos de nuestro país.

Los mexicanos decidieron que no existe y no hay marcha atrás.

Hay que reconocer que en cuanto a salud, somos uno de los países más sanos y sin patologías crónico degenerativas. Por lo menos en el pensamiento del mismo mexicano que declaró inexistente al Covid; ¿Qué esperabas personal de salud?, Pusiste tu fe en una población que poco a poco se aleja de la vacunación, que cita tras cita acude a control de una enfermedad que no tiene, a la que los refrescos y el azúcar no le hacen nada; que te ataca por darle paracetamol cuando, claramente sus enfermedades inexistentes ameritan tratamientos más agresivos.

Mi estimado compañero, te equivocaste si en algún lugar de tu ser, hubo un poco de esperanza en que México entendiera lo que venía, nadie aprende en cabeza ajena y ese aprendizaje nos ha costado más de 20,000 muertes a la fecha.

¿Se veía venir?, definitivamente, pero por un momento quisimos dar ese voto de confianza, pensar que si podíamos salir de otras catástrofes seríamos lo suficientemente solidarios para proteger a nuestro padres y abuelos; te engañaste tu solo, ¿Acaso ya no recuerdas a todos tus pacientes del servicio social que, iban a consulta refresco en mano para control de su glucosa?, ¿Olvidaste cómo te tocaba ir de casa en casa buscando a los niños para vacunarlos y, cuantas veces te corretearon los perros sin lograr tu cometido?

Y como si no fuera suficiente, eres tú a quien se señala, a quien se agrede y se discrimina en la calle, ¿ironía?, tal vez, solo quien ha estado ahí sabe lo que se vive, las horas buscando medicamento para los pacientes en los pisos, la angustia de ver que se terminan los guantes y hay que seguir tomando muestras, el estrés de conectar el último ventilador que queda en el hospital a un paciente que salió de fiesta seguro de que su juventud le aseguraría uno de estos equipos, sin tener en cuenta que su sobrepeso y su descontrol glucémico no le permitirán salir de él. Se exigen informes de los pacientes, de manera puntual y constante, ¿Por qué no se hizo lo mismo cuando el familiar hizo fila horas por cervezas?

Al día de hoy, no recuerdo el número de personal de salud que han fallecido (quizás de manera inconsciente porque duele, incluso aquel al que no se conoció, el pensamiento siempre nos llevara al: pude ser yo), pero gracias a ellos, incluso con las carencias, con el poco equipo, con el poco staff con el que se cuenta por turnos; muchos incrédulos están saliendo de la enfermedad, regresando a casa, algunos para dar fe de lo que sucede, otros para seguir exigiendo cosas fuera totalmente del campo de esas personas que arriesgándose le brindaron atención.

Ni mil aplausos ni cantidad de noches intentando aligerar su carga con música podrán acercarse al infinito esfuerzo que cada uno de ellos está haciendo, sin embargo estoy segura que se agradece y le brinda un poco de esperanza en un país donde el Covid no existe por mencionar alguna de las enfermedades de las que se ha tomado la decisión conjunta y tácita de su inexistencia.

Citando a las voces que se escuchan en pasillos de hospitales: «también de esta salimos».


Recuerda seguirla en Twitter: @elisaaraque3

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