8 de julio de 2025 3:34 am
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OPINIÓN

Médico, el que… sobreviva

Así comenzó mi servicio social, mismo que dura un año, donde todos aquellos que aspiramos a ser médicos generales debemos cursar, al frente de comunidades diversas...

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(Audio por: Verónica Michelle Becerril Zamora)

Por Elisa Araque Espinosa

Enero 2008, fue inicio del servicio social de la carrera de medicina… Ubicacion: Santa Rosalía (no molestarse en buscarlo en el mapa, no aparece), km 27 de la carretera San Cristóbal – Comitán justo a 6 km del entronque; no se cuenta con carretera ni transporte público.

Población: indígena, gran parte zapatista.

Centro de Salud: construcción de tabique, dos recamaras, una cocineta, consultorio y área de espera, un baño, no agua potable, luz esporádicamente.

Seguridad: una reja en la ventana piso-techo que se cae con facilidad.
Comunicación con jurisdicción : mediante un radio que triangula con otra comunidad y de ahí a jurisdicción sanitaria III.

Así comenzó mi servicio social, mismo que dura un año, donde todos aquellos que aspiramos a ser médicos generales debemos cursar, al frente de comunidades diversas en territorios variados, encargándoos de su salud, con el conocimiento de un recién egresado y miles de programas y metas que la Secretaría de salud solicita cumplir.

No pretendo generalizar, hay comunidades que procuran y protegen a sus médicos; sin embargo en mi caso no sucedió así.

Desde mi llegada me negué a permanecer dentro del centro de salud por la situación descrita anteriormente, mi coordinadora de área amenazó con no liberarme el servicio si no pernoctaba ahí, seguí sin aceptar por lo que convocó una reunión con la comunidad para comprometerlos a garantizar mi seguridad.

Comente que lo pensaría y así pasaron los meses, entraba y salía con el personal de enfermería, todos los días seis kilómetros de ida y seis de regreso, ¿cómo? Caminando, a veces en algún camión que transportaba material o animales.

La última ocasión que estuve ahí, entre sola a la comunidad, mi enfermera tenía curso. A medio día apareció en la sala de espera una mujer con un bebé de pocos meses, había sido golpeada y acudió a solicitar ayuda; dentro de los programas que debemos llevar existe uno sobre violencia, hay que hacer un formato y llevarlo al área correspondiente en jurisdicción. La revise, escuche su historia y llene el formato.

Durante la conversación solicito apoyo para regresar a su comunidad, afuera su marido la esperaba, pedí nos auxiliaran a ambas por el radio pero no se obtuvo respuesta; ella salió con el bebé por el monte y yo por el camino principal, al llegar a Comitán nos dirigimos a jurisdicción para buscar ayuda del área de violencia y comentar lo ocurrido a supervision, se nos negó.
 Supe que ella regresó a la comunidad donde nació con su familia y yo…. Yo tuve q escribir un acta de hechos, misma que aún guardo y sentarme durante una semana afuera de la oficina del secretario de salud del estado para solicitar mi cambio de unidad por miedo e inseguridad.

Al final, me asignaron el resto de mi servicio a una comunidad a 15 min en transporte público de Tuxtla Gutiérrez, con dos médicos de base y otra pasante, el centro tenía vigilantes, enfermeras, agua y luz.

Viví muchas cosas ahí, ¿aprendí? Si, a cuidar de mi misma y levantar la voz cuando algo no está bien. ¿Aprendí medicina? No, aprendí a llenar formatos, a llevar un inventario de la farmacia y que hay comunidades que no merecen tener un médico arriesgando su vida por mantener la salud de ellos.

Hoy, como cada año, supimos de otra pasante violentada en su servicio social, esto debe terminar, si no es un lugar seguro no deben asistir los pasantes.

Me uno a la voz del gremio #justiciaparaMariana


Síguela en twitter: @ElisaAraque6

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