7 de julio de 2025 4:27 pm
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OPINIÓN

De tin marín, de do pingue…

Cuando inició la pandemia las instituciones públicas se vieron sobrepasadas (terminó que ya de por sí describía la situación pre-pandemia); muchas personas, no sólo quienes contaban con seguro de gastos médicos recurrieron a "los privados" para poder tener acceso a atención, a una cama o a una consulta...

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Elisa Araque Espinosa

En México, hay mucha estadística que no existe pero debería.

Lo que no se mide no se puede mejorar o corregir; o peor aún, no se puede vacunar. Hasta el momento se ha reportado un 100% de personal de primera línea COVID vacunado, y no es que no nos dé gusto que los compañeros de hospitales públicos estén protegidos, cierto es que en ellos recae el grueso de la población. 

Pero también es cierto que otro porcentaje de la población acude a hospitales privados a recibir atención y debemos recordar que el COVID no se contagia por volumen de pacientes atendidos, con uno basta para que el médico en su consultorio privado, en la farmacia de la esquina o en urgencias de un hospital privado se contagie.

Es increíble que se argumente el no incluir a este personal porque no existe estadística que nos diga cuántos son; no es tan complicado, en mi experiencia, en cada turno hay de uno a tres médicos en urgencias y por lo menos 6 enfermeras, un camillero o dos, una persona administrativa y otra en almacén; podría variar dependiendo del tamaño del hospital, su ubicación o incluso el turno pero tampoco se tornará abismal la diferencia en la cantidad de personal. Por otro lado, atendiendo una farmacia hay un médico o dos por turno.

Si la intención son números exactos, el área de recursos humanos de cada hospital los tiene, y si somos más objetivos, existe el registro nacional de profesiones, donde se nos asigna una cédula como médicos generales y una como especialistas o enfermería quien también cuenta con cédulas.

¿En qué radica el ser médicos particulares?

Debemos entender una primera división, aquel personal de salud (que no son sólo médicos), que deciden trabajar en instituciones públicas, llámese IMSS, ISSSTE, PEMEX, etc. por otro lado tenemos a los llamados particulares, que trabajan en hospitales privados, dentro de estos, hay personal de staff, es decir aquellos pagados por la cadena hospitalaria de su elección y los que tienen consultorios en los mismos (sin recibir sueldo).

Cuando inició la pandemia las instituciones públicas se vieron sobrepasadas (termino que ya de por sí describía la situación pre-pandemia); muchas personas, no sólo quienes contaban con seguro de gastos médicos recurrieron a «los privados» para poder tener acceso a atención, a una cama o a una consulta.

¿Seguimos pensando que el personal privado no está expuesto y no merece vacunación?

En las áreas donde el recurso económico no permitió el traslado a estos consultorios u hospitales, recurrió a los médicos de las farmacias, a aquellos que tienen consultorios en sus casas o en su defecto dan consulta a domicilio; muchas farmacias comenzaron a ofrecer la toma de muestras COVID-19 siendo este personal altamente arriesgado.

Por otro lado, los llamados hospitales no Covid, es necesario compartir casos de pacientes con apendicitis, con diarrea, fracturas de brazos o piernas, quienes al ser revisados y con la toma de prueba presentaban Covid además de la patología por la que acudieron.

Si la situación actual pudiera compararse con un evento bélico, ¿sonaría lógico armar y dar protección a la primera línea de una frontera argumentando que del otro lado no ameritan porque no sabemos cuántos son?

Hemos visto compañeros, amigos, maestros contagiarse,contagiar, sobrevivir y a otros tantos sucumbir.

Ante esta situación desafortunada es importante precisar que Covid-19 no discrimina a públicos y privados, por igual se lleva al personal de salud, que ya cansado y moralmente devastado, intenta contener, ayudar y solventar las situaciones que se van presentando.

En el momento en que se solicitó el apoyo para dar atención a miles de contagiados no se separo al personal por su procedencia laboral, no veo razón para hacerlo al distribuir vacunas.

Mucho se ha dicho que no hay suficientes médicos en México y si continúan las bajas en el personal de salud, el panorama no será mejor.

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