8 de julio de 2025 4:03 am
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OPINIÓN

Teresa y Montoya: protagonistas de una película de terror

Lo más preocupante (...), es que quienes en teoría nos deben de proteger ni si quiera tienen las herramientas básicas necesarias para protegerse a sí mismos, e incluso se convierten en víctimas de un sistema podrido que no se ha podido —o querido— modificar...

AUDIO COLUMNA
Rodrigo Saval Pasquel

Hace algunos días, pude ver “Una película de policías”. Película y documental que relata el día a día de una mujer y un hombre, que fueron policías de Nezahualcóyotl, municipio ubicado en la zona metropolitana de la Ciudad de México. Lo más relevante de mi experiencia fue el poder escuchar de voz propia las anécdotas de Teresa y Montoya, las personas que inspiraron esta producción. No soy crítico de cine, por lo que no hablaré sobre los aspectos técnicos de la obra. Sin embargo, si me considero un crítico de la injusticia, y creo que sobre ese tema, esta cinta da mucho de qué hablar.

En mi trayecto como candidato a diputado local, tuve la oportunidad de escuchar a varias y varios policías en activo de Miguel Hidalgo y la Ciudad de México quienes me comentaron que al día de hoy existen prácticas como la renta de armas, renta de balas, renta de chalecos antibalas y limitaciones en gasolina que recaen directamente sobre sus salarios, confirmando que la corrupción y las situaciones precarias que de manera cruda y sin censura son mostradas en el rodaje, no son hechos aislados, sino que pueden ser el reflejo de una realidad regional, o incluso nacional.

Lo más preocupante sobre lo anterior, es que quienes en teoría nos deben de proteger ni si quiera tienen las herramientas básicas necesarias para protegerse a sí mismos, e incluso se convierten en víctimas de un sistema podrido que no se ha podido —o querido— modificar. De cierta forma se entiende, más no se avala, por qué la “mordida” es una práctica tan común, ya que sin ella, la remuneración económica de un policía no da ni si quiera para mantener a una sola persona.

Sumado a todo lo anterior, se comenta lo desgastante y desalentador que puede significar el ser policía, ya que culturalmente hablando, en México, es una de las profesiones más denigradas —tan es así que para detener los insultos, en la Ciudad de México, el insultar a un agente de policía ya es considerado una falta administrativa—, mientras que en otros países es una de las profesiones más aplaudidas pues representa el sacrificio de una persona y sus familiares para proteger, servir y hacer cumplir la ley de una nación en favor de las personas y del bien común. 

Los actores, tras haber vivido una experiencia real para encarnar a los protagonistas, intentan dar sentido a la motivación de las personas para perseguir esta carrera profesional. Como es mencionado en los testimonios, aunque existen personas que siguen este camino por vocación, se presupone que la mayoría lo hace por razones económicas. Esto me lleva a reflexionar si el secreto para cambiar esta terrible situación se encuentra justamente en la motivación.

Esa motivación que llevó a personas a dedicarse a esta profesión, también puede ser la misma que los lleva a cometer actos de corrupción, y a su vez, el rechazo por parte de las y los ciudadanos hacía las y los policías, puede ser la motivación para que un trabajo como este pierda todo su sentido de honorabilidad, y en consecuencia, su sentido de existencia.

Lo anterior refuerza mi creencia de que debemos de proteger a quienes nos protegen con salarios dignos, capacitación, protección social, y de manera individual y personal, agradeciéndoles a través de la empatía y el respeto el sacrificio que viven a diario en pro de un mundo mejor, o de una mejor vida para ellos y sus familias.

Retomando a Montoya y a Teresa, además de que son necesarios cambios dentro del sistema, en específico en los mandos de la policía, también necesitamos concientizar a la gente. Lograr que como sociedad entendamos que detrás de un uniforme existe una persona con miedos, emociones, sueños e ilusiones, y que esta, también quiere hacer honor a su profesión, a sus familiares, conocidos, y también, a su país.

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