7 de julio de 2025 4:28 pm
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OPINIÓN

Experimentación sin consentimiento. Ivermectina: un crimen de Estado

Independientemente del debate sobre los resultados en el uso de la Ivermectina, existe un hecho alarmante sobre lo anterior. Se utilizó un aparato estatal para experimentar científicamente con miles de personas sin su consentimiento...

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Rodrigo Saval Pasquel

En 2020, para poder obtener mi grado como maestro por el King’s College London, realicé mi tesis de investigación titulada “What are the factors leading to violence against women in Mexico City?”. El proceso fue complejo y complicado, pues al ser una investigación en la que se interactuaba con seres humanos, mi trabajo tuvo que ser aprobado por el Comité de Éticas de Investigación de la Universidad, además de ser sometido a rigurosos controles de auditoría. Hace algunos días, en un hecho inédito, la plataforma SocArxiv eliminó de su repertorio un informe escrito por José Merino y otros servidores públicos. ¿Por qué sucedió esto?

En el caso de mi investigación, para iniciar con el proceso de entrevistas, estaba legalmente obligado a comunicar toda información disponible sobre mi proyecto, así como sus alcances y objetivos a las y los participantes. En caso de no recibir consentimiento, cualquier información obtenida de estas personas no podía ser incluida en el proceso, y debía de ser eliminada. En caso de recibirlo, necesitaba poder comprobar que el mismo fue otorgado por escrito o hablado para publicar la información obtenida.

Recibí una distinción por mi trabajo tras realizar aprobatoriamente todos los controles y procesos. Me recibí como maestro, pero no sin antes aprender —más allá de lo inherentemente aprendido tras estudiar una maestría— una valiosa lección: la investigación científica conlleva procesos establecidos que la vuelven compleja. Entre ellos los éticos. Por lo tanto, esta se debe de realizar de manera profesional y el no llevarla a cabo de esta forma, implica responsabilidades incluso penales.

Durante la pandemia del COVID 19, el Gobierno de la Ciudad de México entregó a miles de pacientes del virus un Kit que incluía Ivermectina, —un desparasitante cuyo debate sobre la efectividad de su uso en contra del coronavirus ha sido ampliamente debatido de manera internacional—asegurando que el medicamento era eficaz como tratamiento. No obstante, varios servidores públicos liderados por José Merino —un experto en ciencia política—, construyeron un estudio con base en los resultados de la entrega del kit para buscar sustentar científicamente sus actos.

Independientemente del debate sobre los resultados en el uso de la Ivermectina, existe un hecho alarmante sobre lo anterior. Se utilizó un aparato estatal para experimentar científicamente con miles de personas sin su consentimiento, violando los principios básicos de la ética en la investigación científica. Y si no me falla la memoria, la última vez que algo así sucedió fue bajo el régimen Nazi.

Aunque en mi caso me encontraba sujeto a las leyes del Reino Unido y a los estándares de la Unión Europea, por lo menos a nivel federal en México, también existe legislación vigente que regula los procesos de investigación científica, y principalmente la investigación del campo de la medicina. Puntualmente, en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, en el artículo 14, párrafo V, se especifica que la investigación realizada en humanos debe de contar con el consentimiento informado del sujeto de estudio; y en el párrafo VI, se menciona que la misma debe de ser realizada por profesionales de la salud.

Bajo el hecho anterior, se vuelve evidente que se han cometido flagrantes violaciones a la ley, en las que miles —si no es que cientos de miles— de personas han sido vulneradas en cuanto a sus derechos básicos, y podrán o no sufrir consecuencias secundarias en deterioro de su salud como secuela de una ocurrencia política.

Después de percatarse de lo anterior, Phillip N. Cohen —director de la plataforma SocArxiv—, decidió retirar el estudio realizado por José Merino y otros, basándose en la publicación de información falsa sustentada en conocimientos que violan los tratados éticos de la investigación. Como ciudadanas y ciudadanos exigimos no solamente la renuncia de Merino, también justicia por los crímenes cometidos en complicidad con el gobierno de la CDMX. Si fuiste víctima, escríbeme a: rodrigosavalpasquel@gmail.com

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