Cecilia González Michalak


Esta novela se sitúa entre los años 1910 y 1989, plasmando varios hitos históricos como la ocupación japonesa en Corea, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea. Todas estas situaciones influirán a varias generaciones de una familia originaria de un pequeño pueblo pesquero en Yeongdo, una isla cerca de Busán.
El libro está dividido en tres partes: Gohyang (1910-1933), Patria (1939-1962) y Pachinko (1962-1989). Todo empieza con un matrimonio de adultos mayores que vive de la pesca y recibe huéspedes en su casa para ganar un poco más de dinero; la pareja tuvo tres hijos, pero solamente Hoonie, que nació con labio leporino y una deformación en su pie, fue el único que llegó a la edad adulta. A pesar de su físico, era una persona excepcional, siendo sumamente respetuoso y trabajador, lo que le permitió casarse con la hija de un granjero que se quedó sin nada a la hora que Japón invadió Corea.
La nueva pareja, a pesar de los conflictos políticos, logró tener una situación estable y heredaron la pequeña casa de huéspedes; mientras que la esposa de Hoonie y su hija Sunja la administraban, él seguía trabajando de pescador. Cuándo la pequeña cumple 13 años, una epidemia de tuberculosis se llevó a su padre, y las mujeres continuaron con el negocio para poder sobrevivir. Años más tarde, Sunja es seducida por un comerciante rico de pescado y queda embarazada; al pedirle a éste que se casara con ella para evitar infortunar a su familia, el hombre le revela que está ya casado pero que quiere mantenerla como su amante y cuidar de su hijo.
Sunja se niega, primero por haber sido engañada y segundo por su brújula moral. Preocupada por el destino de su hijo, se confiesa ante su madre sin decir quién era el padre. Uno de los inquilinos de la casa de huéspedes, al enterarse de la situación, propone casarse con ella. Él era ministro cristiano y lo esperaban en Osaka para encargarse de una pequeña iglesia en Japón; pero al contagiarse de tuberculosis, Sunja y su madre lo cuidaron tan bien que se sentía en deuda con ellas. Sunja acepta y deja la Corea que conoce para comenzar una nueva vida en un país desconocido.
Japón es un ambiente hostil para los coreanos, quienes son estereotipados y discriminados debido a su condición de ciudadanos de baja categoría. Aún así, Sunja y el ministro logran instalarse con el pequeño Noa, el hijo ilegítimo del comerciante, y Mozuzu, el nuevo miembro de la familia. Ahí tendrán que hacer frente a un sinfín de situaciones, desde la educación y crecimiento de los niños hasta las problemáticas de la participación del país nipón en la Segunda Guerra Mundial.
Llamada Pachinko –que es un juego japonés muy similar al pinball–, la novela refleja la naturaleza impredecible e incontrolable del juego que se asemeja a las historias de los miembros de cada generación de esta familia. Aunque existan los valores y el esfuerzo de salir adelante, hay veces que la suerte es un factor vital para encaminar una historia: no se puede controlar la política, no se puede controlar el racismo, no se puede controlar la guerra, no se puede controlar los afanes de poder de otros, sólo se puede controlar el impulso de supervivencia.
Esta novela que abarca 80 años y cinco generaciones fue escrita for Min Jin Lee, una escritora coreo-americana, interesada en difundir las historias olvidadas de la diáspora coreana en época de la invasión japonesa, un tiempo oscuro similar al gobierno del tercer Reich. Esta narración que permite conocer una historia muchas veces omitida en los libros de texto occidentales fue finalista en 2017 del Premio Nacional del Libro de Ficción, y según el New York Times, fue uno de los diez mejores libros de ese año.