8 de junio de 2025 11:02 pm
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OPINIÓN

Libros golosos: Como agua para chocolate

Las recetas no sólo nos permiten conocer mejor algunos platos exquisitos de la gastronomía mexicana, pero permiten al lector imaginarse los colores, los olores y los sabores que componen la atmósfera de esta historia de realismo mágico...

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Cecilia González Michalak

Aunque este libro fue publicado en 1989, se ha convertido en un clásico de la literatura mexicana y en una de las novelas más relevantes de lengua hispana del siglo XX. Como agua para chocolate de Laura Esquivel toca temas del amor prohibido, las tradiciones, la familia y la comida, que en muchas ocasiones siguen siendo relevantes y contemporáneos.  La historia, hubicada en tiempos de la Revolución mexicana, se desarrolla en Piedras Negras, Coahuila, en el rancho de la familia De la Garza. El patriarca muere joven, y se queda a cargo su viuda, Mamá Elena, quien criará a sus tres hijas de manera estricta y represora, sobre todo a la más pequeña, que por tradición, no podrá casarse y será su cuidadora en la vejez.

Tita, la benjamina, será la protagonista de la historia. Nació entre los fogones y fue muy unida a Nacha, la cocinera de la familia. Con ella aprende todas las bondades y los secretos para guisar. Conforme va creciendo, sus habilidades culinarias adquieren dones mágicos que transmiten emociones y cambian actitudes de los que prueban un bocado de sus platillos. La cocina será el refugio de su mal de amores, ya que desde pequeña, estuvo enamorada de su vecino Pedro, pero por las órdenes de su madre, sabía que jamás podría casarse con él. Pedro, también enamorado de Tita, decide entonces casarse con Rosaura, la hermana mayor de las De la Garza, para estar cerca de ella provocando una rivalidad aún peor entre las hermanas.

Las vicisitudes de la historia familiar van acompañadas de doce recetas para cada mes del año. Al principio de cada capítulo se enlistan los ingredientes y la preparación se entreteje con los acontecimientos que ocurren en el rancho, y donde se agregan los sentimientos de Tita como un sabor extra. La primera probadita del gran festín que prepara el libro se encuentra justo al inicio, cuando se están preparando las tortas de Navidad:

INGREDIENTES:

1 lata de sardinas

½ chorizo

1 cebolla

orégano

1 lata de chiles serranos

10 teleras

Manera de hacerse: La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar.

Las recetas de pastel Chabela, codornices en pétalos de rosa, mole de guajolote con almendra y ajonjolí, chorizo norteño, masa para hacer fósforos, caldo de colita de res, champandongo, chocolate y rosca de Reyes, torrejas de nata, frijoles gordos con chile a la Tezcucana y chiles en Nogada, no sólo nos permiten conocer mejor algunos platos exquisitos de la gastronomía mexicana, pero permiten al lector imaginarse los colores, los olores y los sabores que componen la atmósfera de esta historia de realismo mágico. Es una revolución feminista que se cocina a fuego lento en las cazuelas, a la par que la Revolución mexicana luchaba por una renovación política.

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