Sobre el aumento de la tasa de interés…
Ser optimista es muy bueno cuando va acompañado de una gran dosis de realidad, lo contrario se llama locura e idiotez…
Macraf
Eduardo López Chávez
La semana pasada, el banco central mexicano sorprendió tanto a analistas como al mercado, al colocar en un nivel de 11% la tasa de interés interbancaria a un día, es decir, se aprobó un incremento de 50 puntos base. Lo anterior, obedece a la percepción de Banxico sobre una moderación del crecimiento económico durante el cuarto trimestre del año pasado y la perspectiva de una desaceleración importante en 2023, si bien la inflación general en México presenta signos de disminución, el componente subyacente continúa marcando una tendencia alcista y no solo aquí sino a nivel internacional, situación que motiva a los bancos centrales de varios países a prolongar el aumento de tasas de interés por más tiempo.
De acuerdo con el Banco de México, en enero la inflación general se ubicó en un nivel del 7.91% y el componente subyacente en 8.45%, escenario asociado con los niveles de precios que existen en alimentos y servicios, así mismo, detectó como principales riesgos para un alza inflacionaria: la propia inflación subyacente, los precios de energéticos o agropecuarios, la reapertura de la economía china, la depreciación cambiaria y mayores presiones de costos. Por el lado de los factores que podrían empujar a la baja se encuentran: una mayor desaceleración de la economía global, la disminución de intensidad del conflicto geopolítico, un mejor funcionamiento de las cadenas de suministro, un menor traspaso de presiones de costos y un mayor impacto de las medidas del Gobierno Federal ante la carestía (PACIC).
Ahora bien, no se puede perder de vista que debe existir, necesariamente, una coordinación muy estrecha entre la autoridad hacendaria y el banco central, aun cuando el mandato de este último es muy claro respecto de los niveles de precios y el poder adquisitivo de la moneda, el ejercicio de sus funciones puede perder efecto en la medida, en que el gobierno busque acelerar la economía a través de la inyección de recursos de manera directa, algo que en el gobierno de la llamada 4T, gusta constantemente de hacer a través de los famosos programas sociales, sin embargo, es aquí donde la cosa puede complicarse de manera importante.
De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica 2023, elaborados por la Secretaría de Hacienda, para el inicio de este año la tasa de interés fijada por el banco central debería estar en un nivel del 9.5%, la realidad, es que nos encontramos 1.5 puntos porcentuales por arriba, situación que tiene dos grandes consecuencias: la primera, el encarecimiento del crédito, que impacta en los niveles de inversión por el lado de las empresas y en el consumo por el lado de las personas, siendo estas últimas, las que mayor impacto tienen debido a la gran cantidad de instrumentos que se fijan en tasa variable, lo que genera la decisión de dejar de consumir ciertos bienes y servicios, para trasladar esos recursos al pago de créditos, pero ojo, no solo empresas y consumidores se ven afectados, también el gobierno.
Hace unos meses cuando hablé sobre los Criterios Generales de Política Económica, que son base para la creación del Presupuesto de Egresos de la Federación, mencioné que si bien es cierto que la Secretaria por ser la autoridad, debería ser optimista en la construcción de estos supuestos, no podía dejar de lado la situación real de la economía nacional e internacional, muchos de los parámetros establecidos de no cumplirse, como al parecer ya está sucediendo, pueden generar presiones dentro de las finanzas públicas, el ejemplo más claro es la tasa de interés, de acuerdo con sus estimaciones, por cada 100 puntos base, es decir, por cada 1% que la tasa de referencia se aleje del nivel estimado, se tendrá un incremento en el costo de la deuda de más de 30 mil millones de pesos o lo que es lo mismo un incremento del 0.11% del PIB, si consideramos que hoy la tasa está 1.5 puntos porcentuales por encima de lo establecido, significa que ya tenemos un sobrecoste de más de 45 mil millones de pesos, que dicho sea de paso, no están presupuestados, dado que, el mecanismo natural para contrarrestar esta situación, es el uso de los fondos de estabilización, mismos que el gobierno del hijo predilecto de Macuspana, se acabó tan solo a 2 años de haber iniciado su gestión.
¿De dónde va a salir el dinero para poder cubrir esos faltantes?, hay varias opciones: aumentar la recaudación vía impuestos, aumentar el nivel de la deuda o, redistribuir el gasto, tal vez quitarle a salud, educación, seguridad y turismo, total, son áreas que poco importan al tabasqueño.