Niels Rosas Valdez
La relación bilateral entre México y Perú ha sido históricamente fraterna y de cooperación ya que comparten antecedentes, al punto de que sus relaciones diplomáticas datan desde 1823. Durante sus 200 años de relación diplomática, ambos países han mantenido testimonios de cooperación mutua participando en distintos acuerdos internacionales, siendo el más destacado la Alianza del Pacífico, junto con Colombia y Chile.
Antes de lo sucedido a finales del año pasado, se le consideraba como una relación privilegiada y que se encontraba en su mejor momento; abriendo paso a un mayor fortalecimiento en las relaciones con el resto de América Latina.
Sin embargo, Perú lleva años sumergido en una crisis política, donde el descontento social contra sus gobernantes y el contraste político han provocado cambios radicales en los cargos del poder; además de la violación a los derechos humanos de la población, que van desde la privación de la libertad, hasta de víctimas mortales.
En octubre de 2022, la Fiscalía de Perú decidió proceder contra el presidente Pedro Castillo ante el Congreso con el fin de suspenderlo de sus funciones. Con esto, Castillo anunció de manera inesperada -en diciembre de dicho año- la disolución del Congreso, la instauración de un “gobierno de excepción” y la convocatoria a elecciones para establecer un Congreso con facultades constituyentes para redactar una nueva Constitución.
Inmediatamente después del anuncio de Castillo, el Congreso decidió destituirlo de su cargo por “incapacidad moral” y en su lugar nombraron como presidenta a Dina Boluarte quien en ese entonces se encontraba ejerciendo como vicepresidenta.
Tras el cambio de poder, el gobierno mexicano decidió seguir la doctrina Estrada en no reconocer a la nueva presidenta de Perú, sin embargo concedió asilo político a la familia de Castillo, situación que no agradó al gobierno peruano, optando por expulsar al embajador mexicano en Perú, Pablo Monroy.
La tensión no acabaría ahí, ya que el presidente mexicano López Obrador seguiría pronunciándose contra el gobierno de Boluarte, cuestionando sus procesos y acciones en su nuevo cargo, y dejando en claro su postura en favor de Castillo, a quien ha defendido asegurando que fue víctima durante su cargo. Además de que negó a entregar el cargo de la Alianza del Pacífico bajo el argumento de que si lo entrega estaría legitimando el gobierno de Boluarte.
Podemos observar la manera en que se van formando los desacuerdos bilaterales. El gobierno mexicano que, en un principio había tomado una postura pertinente frente a la crisis, pero las declaraciones de López Obrador terminaron por agravar más el problema. Mientras tanto, Perú consideró las palabras del mandatario mexicano como una falta a su soberanía, sin embargo la destitución del embajador mexicano fue precipitada, ya que, no sólo interrumpió con la estabilidad en su relación bilateral, si no también justificaron esa decisión debido a que el gobierno mexicano otorgó el asilo político a la familia del ahora ex mandatario peruano; acción misma que no interviene en los asuntos internos.
Actualmente la relación bilateral está en crisis, cada contraparte ha respondido a la situación de cierta manera, a pesar de que se esperaba un mutuo respaldo o una postura en particular.
Esto nos deja la impresión de que la política exterior mexicana se encuentra desordenada, porque la situación debió limitarse en el desconocimiento del gobierno de Boluarte y el asilo político; pero las declaraciones “extraoficiales” terminaron por tensar innecesariamente la relación bilateral.
Finalmente, esta es la consecuencia de cuando no se valora una relación bilateral, y se enaltecen innecesariamente las facultades de los Estados, creyendo que por opinar sobre una política ajena podría hacerlos quedar bien frente al público. Por ahora se desconoce si esta tensión trascienda hasta romper de manera definitiva la relación bilateral, pero existe la certeza de que ambos países tendrán que cooperar en los acuerdos establecidos con anterioridad y que el desempeño de estos encuentros podrán definir el futuro de este ambas naciones.