Arturo Damm Arnal
Cuánto se invierte directamente en un país depende de cuánta confianza tengan los empresarios para hacerlo:
A mayor confianza más inversiones directas, y viceversa, inversiones directas que son las que producen bienes y servicios, variable con la que se mide el crecimiento de la economía, bienes y servicios con los que satisfacemos nuestras necesidades, producción de satisfactores relacionada con la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga por hacerlo), empleos e ingresos de los que depende, en buena medida, el bienestar de las personas, fin último de la economía.
Este fue, en escala de cero (total desconfianza) a cien (confianza total), según el Indicador de Confianza Empresarial, ICE, del INEGI, el nivel de confianza de los empresarios para invertir directamente en México: diciembre, 28.8 puntos; enero, 29.3; febrero, 34.4; marzo, 36.9; abril, 37.2. Sumamos cuatro meses consecutivos con una mayor confianza (o menor desconfianza), de los empresarios de la manufactura, la construcción, el comercio y los servicios no financieros, para invertir directamente en México, lo cual, dado que a mayor confianza (o menor desconfianza) más inversiones directas, debe haberse traducido en más inversiones directas. ¿Fue el caso?
En México no contamos con un indicador, tal cual, de la inversión directa, que tiene muchos componentes, pero tenemos uno, la inversión fija bruta, IFB, en instalaciones maquinaria y equipo que, por proporcionar la infraestructura física para poder llevar a cabo la producción de bienes y servicios, es un buen indicador de la inversión directa.
Ya tenemos, del INEGI, los datos de la IFB para enero y febrero, misma que, dada la mayor confianza (o menor desconfianza) de los empresarios para invertir directamente en el país, y dado que a mayor confianza (o menor desconfianza) más inversiones directas, debió aumentar en el primer bimestre del año, con el efecto positivo sobre la producción, el empleo, el ingreso y el bienestar. ¿Fue el caso?
En diciembre, con el ICE para invertir directamente en 28.8 puntos, la IFB, en términos mensuales (comparando cada mes con el mes anterior), creció 2.8 por ciento. En enero, con el ICE para invertir directamente en 29.3 puntos, en términos mensuales la IFB decreció 0.2 por ciento. En febrero, con el ICE para invertir directamente en 34.4 puntos, la IFB, en términos mensuales, creció 1.9 por ciento.
En enero, en comparación con diciembre, subió la confianza (o bajó la desconfianza) empresarial para invertir directamente, pero la IFB decreció 0.2 por ciento. No se cumplió aquello de que a mayor confianza (o menor desconfianza) más inversiones directas.
En febrero, en comparación con enero, subió la confianza (o bajó la desconfianza) empresarial para invertir directamente, y la IFB creció 1.9 por ciento. Sí cumplió aquello de que a mayor confianza (o menor desconfianza) más inversiones directas.
¿Qué pasó en marzo y abril con la inversión directa, meses en los cuales aumentó la confianza (o disminuyó la desconfianza) empresarial? ¿Se cumplió lo de a mayor confianza (o menor desconfianza) más inversiones directas? Lo sabremos el 5 de junio y julio cuando el INEGI publique los datos de la IFB para esos dos meses.