27 de julio de 2024 12:39 am
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OPINIÓN

Sudán: una crisis evitable

…este acontecimiento atrapó la atención de la comunidad internacional. Muchos países se pronunciaron al respecto, demandando una restauración del poder civil en el gobierno de Sudán. Sin embargo, al paso del tiempo, el conflicto se desdibujó de la agenda de la comunidad internacional, aminorando la presión externa que recibía el general al Burhan, lo que, consecuentemente, le permitió continuar con su intención de acaparar el poder en el país africano...

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Niels Rosas Valdez

Hoy en día, Sudán es un país en guerra, una que pudo evitarse, como muchas otras. La situación en el país africano es delicada y ha afectado a muchas personas que, a toda costa, incluso habrían preferido continuar en el régimen militar establecido en 2021, a pesar de su naturaleza. ¿Qué impactos tiene este suceso?

La guerra actual sudanesa se ha generado por un desacuerdo entre dos bandos: las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS), es decir, el ejército formal del país, y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar que asistió a la milicia en el golpe de Estado de hace dos años. En su momento, ambas partes buscaban un fin en común, pero ahora se ha notado una diferencia en el interés de los generales Abdelfatah al Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo “Hemedti”, líderes de los dos bandos beligerantes.

¿Por qué se originó este conflicto? En 2019, una nueva oleada de protestas se manifestó en varias ciudades de Sudán a raíz de la inflación, los altos precios de los productos básicos y la crisis económica del país africano. El malestar, cada vez más generalizado en la población, se tradujo en presión hacia el gobierno y el aparato estatal. Al final, al Burhan, líder de las FAS, ordenó la detención del entonces presidente y dictador Omar Hasán Ahmad al Bashir, concretando un golpe de Estado.

Para evitar que la crisis se agravara, en 2019 se acordó el establecimiento del Consejo de Soberanía de Transición, una entidad compartida entre el poder civil y militar, pero liderado por el primer ministro Abdalla Hamdok. No obstante, en 2021 el general al Burhan asestó otro golpe de Estado, absorbiendo todo el poder tras reclamar la presidencia del órgano de gobierno creado para restaurar la democracia.

Inicialmente, este acontecimiento atrapó la atención de la comunidad internacional. Muchos países se pronunciaron al respecto, demandando una restauración del poder civil en el gobierno de Sudán. Sin embargo, al paso del tiempo, el conflicto se desdibujó de la agenda de la comunidad internacional, aminorando la presión externa que recibía el general al Burhan, lo que, consecuentemente, le permitió continuar con su intención de acaparar el poder en el país africano.

Desde ese momento, una junta militar ha estado gobernando Sudán. Sin embargo, aquí es donde encontramos un segundo problema. Las FAR, que en el golpe de Estado de 2021 habían asistido a las FAS, buscaron incorporarse a la milicia sudanesa, ya que eso les traería beneficios suculentos, al ser parte del gobierno. Mientras que el general Hemedti propuso la incorporación en un periodo de dos años, el líder del país, al Burhan, propuso un espacio de tiempo de diez años para que este proceso se concretara.

Ahora han pasado casi dos años de ese momento y todo indica que no se había gestado ningún movimiento para avanzar en la incorporación de las FAR en las FAS, por lo que el general Hemedti decidió asestar un golpe de Estado. Hoy en día, más de un centenar de personas han fallecido y miles han sido reportadas heridas. Los problemas económicos son cada vez más evidentes y la crisis humanitaria comienza a agravarse en el país, de tal suerte que pone en jaque a otras naciones africanas aledañas a Sudán, como es el caso de Chad, que ha recibido a muchos desplazados y refugiados hasta este momento.

Hoy en día, este conflicto ha acaparado la atención internacional, pero con la guerra entre Rusia y Ucrania parece difícil que se le pueda dirigir la asistencia necesaria para disminuir el enfrentamiento bélico. A pesar de eso, un punto medular en este contexto es señalar que pudo evitarse si en su momento la presión internacional hubiese continuado. Por un momento, el general al Burhan había retornado el poder al primer ministro Hamdok, pero ante la ausencia en el apoyo externo al poder civil el avance militar en el gobierno se fue concretando. Sin duda, este evento resulta importante para identificar cómo la acción de la comunidad internacional falló y cómo habría gestado mejores resultados.

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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