Esta semana Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, señaló a Samuel García y a Marcelo Ebrard como las dos posibles opciones de candidatura rumbo al 2024. Los nombró, respectivamente, la opción interna y la opción externa del partido.
Samuel García gobierna Nuevo León desde 2021. Hace unos meses señaló que él no perseguiría la presidencia en 2024, a diferencia de su antecesor Jaime “el Bronco” Rodríguez Calderón. Según Samuel, él pretende terminar su periodo como gobernador sin interrupciones. O al menos eso pretendía. El lunes, al parecer cambió de opinión, pues pidió licencia como gobernador para buscar la silla presidencial.
Por otro lado, está Marcelo, la opción externa. Hasta hace unos meses, Marcelo competía con Claudia Sheinbaum por la nominación de Morena. Después de haber sido Secretario de Relaciones Exteriores en el actual gobierno, Ebrard tomó la decisión de lanzarse por la presidencia. Todo parecía ir viento en popa para Marcelo hasta que las encuestas lo dejaron de favorecer. Denunció el proceso interno de Morena y cuando Claudia resultó electa, armó lo que en términos políticos conocemos como un gran berrinche.
No está claro si el exsecretario ya rompió por completo su relación con Morena o no. En la semana posterior a que se anunciaran los resultados de la encuesta, dijo que ya no había espacio en Morena para él. Aunque una búsqueda rápida en internet todavía indica que es militante del partido (al momento de escribir este artículo. Confirme usted si sigue siendo el caso).
Por donde se busque, la nominación de Movimiento Ciudadano es bastante confusa, y no está claro cuál sería su objetivo. Cabe preguntarse, entonces, ¿Quién se beneficia verdaderamente en cada una de las alternativas?
Si Samuel es el candidato, poco cambiará en la elección que, aparentemente, se disputará entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Los fieles a Morena no abandonarían al partido oficialista por Samuel. Los partidarios de la oposición probablemente tampoco. Después de todo, una gran parte del bloque opositor apoya a Xóchitl únicamente porque es la opción con mayor probabilidad de frenar a Morena. Ninguno de los dos grupos tiene incentivos verdaderos para apostar por Samuel a estas alturas.
Con Marcelo hay una posibilidad de que el efecto sea distinto. Ebrard tiene una base de apoyo importante tanto en Morena como en la oposición. Hay quien dentro del partido de López Obrador ve a Ebrard como una opción más moderada, pero con intenciones firmes de darle continuidad a la cuarta transformación. Para quienes todavía siguen creyendo la serie de mentiras que nos vendió el presidente, pero reconocen que el rumbo tomado no es el adecuado, Ebrard puede ser un buen punto medio.
En la oposición, quienes ven en Ebrard un recuerdo de los tecnócratas de hace unos años pueden sentirse con mayor seguridad votando por él que votando por Xóchitl. Ambas candidatas pueden ver su porcentaje de votos disminuidos ante Marcelo.
Ojo, de ninguna manera estoy diciendo que esto afecte quien ganará. Me parece que ni Marcelo ni Samuel van a cambiar eso. Pero la distribución del poder en el Congreso y en los Estados sí puede verse influida por quién es el candidato de la que pretende ser una tercera vía.
A Movimiento Ciudadano como partido, creo que ninguno de ellos le conviene. Cada uno representa su propio tipo de error. Nominar a Marcelo es una cachetada para todo lo que ha sido el trabajo de oposición de un gran partido, que se ha distinguido por cuidar su congruencia en estos seis años. Nominar a Samuel es una acción que se percibe un poco desesperada. Suena a presentar a alguien solo para que no quedase sin candidato. De una forma u otra, le toca a Movimiento Ciudadano decidir cada vez más pronto: ¿Samuel o Marcelo?
